viernes, 28 de julio de 2017

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVII TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 30 JULIO 2017

¿VENDERLO TODO?.



ORACION COLECTA

¡Oh Dios!, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros el signo de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer Libro de los Reyes 3, 5. 7-12

En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras.
Respondió Salomón: Señor Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello y Dios le dijo: Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.

SALMO RESPONSORIAL (118)

Cuánto amo tu voluntad, Señor.

Mi porción es el Señor, he resuelto guardar tus palabras. Más estimo yo los preceptos de tu boca, que miles de monedas de oro y plata. R.

Que tu voluntad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo; cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad. R.

Yo amo tus mandatos, más que el oro purísimo; por eso aprecio tus decretos, y detesto el camino de la mentira. R.

Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma; la explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 28-30

Hermanos: Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
[El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entienden bien todo esto?. Ellos le contestaron: Sí. Él les dijo: Ya ven, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.]

COMENTARIO

Jesús como vendedor de Dios. Ofrece una oportunidad para hoy y es única: una perla y un tesoro. Y nos cuenta la historia del hombre que encontró un tesoro y la historia del que compró la más hermosa de las perlas”. Es una gran ocasión?. Descubrir que Jesús es la perla  y el tesoro. Una lectura, un encuentro, un retiro, una alegría o un dolor muy intenso, y de pronto comprendemos; la vida es Jesús. Bajo esta luz, todo se simplifica, todo toma un sentido, en adelante sabemos por qué y cómo vamos a vivir.
Tenemos que aprovechar esta ocasión. Estas dos bellas parábolas son las que nos juzgan. Quieres la perla, quieres el tesoro, pero sigues adelante sin decidirte a venderlo todo para comprarlos. Porque esta ocasión es maravillosa, pero cuesta caro. El campesino vendrá “todo lo que posee” el negociante vendrá “todo lo que posee”. Si no hubiera que pasar por esta venta, todos aceptaríamos enseguida a Jesús. ¿Qué venta?. No puedo responder por ustedes. Yo sé muy bien lo que a mí me cuesta vender, y creo que, si miran un poco su vida en este momento, verán también que es lo que les impide comprar la perla y el tesoro.
Estas dos mini-parábolas son en el fondo la llamada más dura a la renuncia. “Venderlo todo”,  si quiero comprar la vida. En términos claros esto significa: renunciar a lo que me impide elegir a Jesús. Por tanto, tengo que vender mis seguridades, mis egoísmos, mis     suficiencias,   mis   perezas , mis orgullos. Cada vez que aparecen estas parábolas sentimos un impulso. ¡Para ganar a Jesús, vamos a renunciar a esto y a aquello! ¡Ya está hecho!. Pero, desgraciadamente, no está hecho. Y procuramos salvar las apariencias pensando; no voy a ponerme a jugar a san Francisco. La renuncia para adquirir la perla puede llegar a las formas extremas que tuvo en San Francisco, pero el evangelio es para todos. Jesús no predica solamente a unos cuantos profetas espectaculares de la renuncia, ni predica tampoco un sueño. Su “venderlo todo”, es difícil, pero debe ser posible para cualquier hombre en cualquier situación. Simplemente, hay que decir que no se sigue a Jesús con toneladas de confort o con montañas de reticencias ante una de sus exigencias precisas, por ejemplo la del perdón. “Venderlo todo” puede significar un despojo muy duro del amor propio o una generosidad en el terreno económico algo loca, o la opción heroica de la confianza ante una terrible enfermedad. Y también desde luego, el sí a una vocación.
En estas dos parábolas, en las que cada una de las palabras está pensada, hay un inciso que nos dice hasta qué punto escoger a Jesús es una formidable ocasión que hay que aprovechar aunque nos cueste mucho: “En su alegría”. Loco de alegría el hombre que encontró el tesoro va a venderlo todo. La oportunidad más grande de nuestra vida es cuando el “venderlo todo” está devorado por el fuego de la alegría.

PLEGARIA UNIVERSAL

Con toda la fuerza del Espíritu, oremos, hermanos, y pidamos a Dios nuestro Padre, que escuche en su bondad nuestra oración.

1.- Por la Santa Iglesia, esposa de Cristo y madre nuestra: para que Dios le conceda la paz, la libertad y la unidad, aumente  número de sus hijos y la firmeza de su fe hasta el día glorioso de retorno de Jesucristo. Roguemos al Señor.

2.- Por el Papa y por todos los obispos, que proclaman al mundo la palabra de Dios: para que gobiernen la Iglesia con sabiduría y prudencia. Roguemos al Señor.

3.- Por todos los que participan en el gobierno de las naciones: para que el Espíritu Santo los asista con su luz y justicia. Roguemos al Señor.

4.- Por toda la humanidad; para que Dios Padre todopoderoso purifique al mundo de todo error, aleje el  hambre, de salud a los enfermos, libertad a los oprimidos y la paz a los que viven sin ella. Roguemos al Señor.

5.- Por cuantos estamos aquí reunidos en el Señor: para que Dios nos de la paz del corazón, el perdón de los pecados y la firme voluntad de obedecer siempre sus mandamientos. Roguemos al Señor.

Escucha, Dios de misericordia, las oraciones que te hemos presentado con humildad y confianza  y haz que deseemos siempre cuanto te agrada. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad, ara que estos santos misterios, donde tu Espíritu actúa eficazmente, santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzca a las alegrías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Hemos recibido, Señor este sacramento, memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo; concédenos que este don de su amor inefable nos aproveche para la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 31: Ex 32, 15-24.30-34; Sal 105; Mt. 13, 31-35.
Martes 01: Ex. 33, 7-11; 34 5b-9.28; Sal 102; Mt. 13, 36-43.
Miércoles 02: Ex. 34, 29-35; Sal 98; Mt. 13, 44-46.
Jueves 03: Ex. 40, 16-21.34-38; Sal 83; Mt. 13, 47-53.
Viernes 04: Lv. 23, 1.4-11.15-16.27.34b-37; Sal 80; Mt. 13, 54-58.
Sábado 05: Lv. 25, 1.8-17; Sal 66; Mt. 14, 1-12.
Domingo 06: Dn. 7, 9-10.13-14; Sal 96; 2P 1, 16-19; Mt. 17, 1-9.


COMENTARIOS AL EVANGELIOMt 13. 44-52

1. PARA/TESORO: D/TESORO DEL HOMBRE
-El reinado de Dios: Jesús comenzó su vida pública en Galilea anunciando el reinado de Dios, proclamando su venida, y ése es, sin duda, el contenido de su evangelio. Pero ¿en qué consiste ese reinado y a qué podemos compararlo? Jesús, para enseñar a las gentes el misterio del reinado de Dios, hacía constantemente uso de hermosas parábolas, que tomaba de la vida cotidiana: el reinado de Dios -les decía- se parece a un labrador que halla un tesoro en el campo y luego va y lo esconde de nuevo...; se parece también a un mercader que encuentra una perla fina en el mercado y, después de vender todo lo que tiene..., etc, o a unos pescadores que echan la red barredera y cogen pescados grandes y pequeños y luego, sentándose en la orilla..., etc. Jesús, el Maestro, se acercaba a cada cual hablando su lenguaje: al labrador le recordaba sus labores, al mercader sus negocios, a los pescadores sus faenas, y cuando se dirigía a las amas de casa les hablaba de cómo se hace un remiendo, o de cómo se barre una habitación para encontrar una moneda extraviada... Sin embargo, el mensaje era el mismo para todos. Con su evangelio, con su buena noticia, descendía al terreno que les era en cada caso más conocido, pero les llamaba a todos indistintamente a lo más deseado y a lo que, en el fondo, a todos interesaba en absoluto.
Si nos fijamos en las parábolas de Jesús, observaremos también que en ellas el reinado de Dios se compara siempre a un suceso, y nunca a una cosa. No es propiamente como un tesoro, ni como una perla, ni como una red barredera..., sino que en él sucede algo semejante a lo que le pasa al labrador con el tesoro, al mercader con la perla y a los pescadores con la red que echan al mar. De modo que no sabríamos nada del reinado de Dios, si no supiéramos lo que sucede con todas estas cosas, porque el punto de comparación está en el suceso. Por eso, en las parábolas predomina el relato sobre la descripción. Y de ahí podemos sacar ya la primera enseñanza: lo primero que nos quiere decir Jesús en todas las parábolas, independientemente del argumento, es que nadie puede entrar en el reinado que anuncia como si tomara en propiedad una cosa, adquiriera un estado o una posición, sino más bien como alguien que se enrola decididamente en una dinámica y comienza a vivir una vida nueva. Entrar en el reinado de Dios es tomar parte en la historia de salvación. Los discípulos de Jesús, los que creen en el evangelio peregrinan entre el consuelo y la esperanza, viven entre el "ya" y el "todavía no". 
* Se parece a un tesoro...: La nueva vida comienza por la gracia de Dios. El tesoro escondido no lo produce el campo con el esfuerzo del labrador y la perla fina vale más que todo lo que está dispuesto a dar el que la encuentra. Precisamente por eso se trata de una vida nueva, insospechada, más allá de todos nuestros méritos y trabajos, que no podemos producir, que sólo podemos encontrar y recibir. Y por eso es también lo más gratificante, porque es verdaderamente gratuito. De ahí la gran alegría del que la encuentra. Lo inapreciable, lo que no tiene precio, lo que no se puede comprar ni producir, es lo que realmente vale y todo es nada en su comparación.
* Dios es el tesoro del hombre: Desde el punto de vista del hombre que busca, el tesoro viene a ser como una utopía: no sabe dónde está, ni tan siquiera si lo hay en alguna parte. Sólo conoce que lo necesita, sólo siente la inquietud de su corazón: "Donde está tu tesoro allí está tu corazón". Pero ¿dónde tiene el corazón? Por eso busca incesantemente, por eso anda desorientado y errático, por eso busca el sentido de su vida. Pero en estas circunstancias el hombre puede agarrarse al dinero, al poder, a la fama, a la droga, etc. Pero el verdadero tesoro del hombre no es cualquier cosa, sino el mismo Dios. Escondido en nuestro mundo, cubierto por la carne crucificada de Jesús de Nazaret, perdido entre los pobres, identificado con ellos, está el tesoro del hombre. Es ahí donde Dios se ofrece a los que le buscan. Dios mismo se ha hecho el encontradizo en el hombre y para el hombre, aquí en medio de nosotros, Jc es el "lugar de Dios" y el hombre -el otro, el pobre, el hermano- es el "lugar" de encuentro con JC. El tesoro del hombre, lo que da sentido a su vida, ya no es para los creyentes lo que no existe en ninguna parte, ya no es una utopía.
* Llenos de inmensa alegría: El que encuentra a Dios en JC y en aquellos con los que se ha identificado JC, se siente libre de todo a lo que estaba sometido y experimenta una gran alegría. Se siente agraciado por el Amor y libre para el amor. Libre para dar la vida, libre para dar todo lo que es menos que la vida. Y en ese encuentro todo tiene ya sentido, porque ahora sabe dónde tiene el corazón.
Eucaristía 1981/36




2. /Jr/20/07FE/A: LA FE ES UN ENAMORAMIENTO.UNA SEDUCCIÓN.
-Un tesoro escondido en un campo.-¡Aquellos hombres lo hacen tan espontáneamente esto de venderlo todo! No como un sacrificio costoso, sino con una decisión alegre, porque ante el descubrimiento que acaban de hacer nada tiene valor. No se trata pues, de una gimnasia ascética de renuncias y sacrificios para poderse ganar el Reino. Se trata de ser ganados por el Reino, de quedar enamorados del Reino. La fe es un enamoramiento de Dios, una seducción: "me has seducido, Señor y me he dejado seducir" (Jr 20. 7). ¿Por qué el tesoro del Reino no tiene en nosotros esta fuerza de atracción?, ¿por qué no actúa como el norte de una aguja imantada? ¿Por qué nuestro discurso es aburrido y en absoluto interesante, y Dios aparece como una mercadería sin comprador? Mirad, en cambio, el eco de los teólogos de la liberación. ¡Y anuncian al mismo Dios y predican el mismo Reino!
J. Totosaus, Misa Dominical 1987/15




3. /Mt/13/52
El texto termina con una referencia a los letrados que se han convertido al Evangelio, y que constituían un sector al que se debió prestar especial atención en la Iglesia primitiva, puesto que aportaban un caudal de conocimientos y de reflexión sobre la Escritura que sin duda resultaría estimulante para aquella primera comunidad.
Esos letrados eran capaces de "sacar del arca", junto con "lo nuevo" de Jesús, "lo antiguo" del A.T. que resultase valioso y útil para el camino de la comunidad. De ahí se puede deducir también una enseñanza general: de toda realidad, sea del tipo que sea, se pueden sacar cosas valiosas. Se trata simplemente de saber discernir según los criterios del Reino.
J. Lligadas, Misa Dominical 1990/15




Jesús nos habla en la conclusión de un letrado o maestro de la ley que se hace discípulo del Reino de Dios. Alguien que sabe juntar lo bueno y valioso de lo antiguo con lo bueno y valioso de lo nuevo. Es toda una sabiduría. Y pone Jesús como una nueva parábola. Es como el padre de familia o amo de casa que sabe sacar oportunamente de su arcón la cosas nuevas y viejas.
No cabe duda que es toda una sabiduría saber conservar de lo antiguo todo aquello que merece ser conservado y, al mismo tiempo, estar abiertos a recibir toda novedad buena. Es una actitud que Jesús quiere para sus discípulos.
En una sociedad como la actual en que abundan tanto los iconoclastas del pasado, también entre los cristianos, viene bien esta sentencia del Señor.
Hay que ser conservadores de todo cuanto merezca la pena ser conservado y esto tanto en la cultura como en la fe y en la naturaleza. Sin avergonzarnos nunca de ello y sabiendo que únicamente desde ahí es como se sabe apreciar y saborear lo nuevo. Quien no tiene los pies bien firmes en el suelo de la tradición y de la historia humana siempre estará en el aire y pronto al traspiés. Sólo con los pies bien firmes en el presente se puede otear con serenidad el futuro.
Esto no es apuntarse a la rutina, a la pasividad y a lo arcaico, cosas totalmente incompatibles con la novedad y radicalidad del Evangelio de Jesús.
Marcos M. De Vadillo, Dabar 1990/39




Un buen letrado es Jesús que saca de la historia de su pueblo algo tan antiguo como la salvación y el Reino de Dios, que le da un sentido tan radicalmente nuevo y distinto que no es reconocido por sus contemporáneos: la apertura del Reino a todos los hombres, cualquiera que sea su origen, raza o cumplimiento, porque el Dios de Abrahán no es sólo de Abrahán sino de todos los hombres y a todos extiende su promesa de elección y salvación.
J. Alegre Aragües, Dabar 1987/39




3-4.
Contexto. Continuamos dentro de la sección reflexiva iniciada hace dos domingos. El evangelio de hoy tiene como interlocutores de Jesús a los discípulos, no a la gente. (Es totalmente erróneo el encabezamiento del texto litúrgico. Procúrese corregirlo, leyendo "discípulos" en vez de "gente".) Recordamos que para Mateo discípulos son los que escuchan el programa del monte y lo ponen en práctica.
Texto. Tres parábolas (vs. 44-50). Interpelación a los discípulos (v. 51a). Respuesta de éstos (v. 51b). Jesús formula en forma de parábola corta la consecuencia que se deriva de esa respuesta (v. 52). De las tres parábolas, las dos primeras tienen un mismo trasfondo: una persona que encuentra una cosa valiosa y vende cuanto tiene para hacerse con ella. La tercera parábola (vs. 47-50) tiene el mismo trasfondo que la parábola de la cizaña y su aplicación escatológica (cfr. versículos 24-30, 40-42): de la misma manera que los humanos separamos los productos buenos y malos, habrá también una separación de justos y malos.
Pre-texto. Las tres parábolas recogen modos de proceder y escenas de la época de Jesús. En el caso del tesoro encontrado, el modo de proceder (esconderlo) está condicionado por la legislación hebrea de entonces; en efecto, de haberlo declarado inmediatamente, hubiera ido a parar al propietario del terreno.
Los vs. 49-50 recogen imágenes apocalípticas populares; su lenguaje es puramente imaginativo. Letrado o escriba: teólogo-jurista, transmisor oficial en Israel de las leyes y tradiciones.
Sentido del texto. 1. El evangelio de hoy sólo tendrá sentido para los discípulos, es decir, para aquéllos que habiendo escuchado el sermón de la montaña lo ponen en práctica. Dicho con otras palabras: sólo tendrá sentido para quienes hayan tomado opción con el Reino de los cielos.
2. Parábolas del tesoro y de la perla (vs. 44-46). Quieren reflejar la "actitud ejemplar" a tomar ante el Reino. Haber descubierto el Reino es haber descubierto el valor supremo dentro de una escala de valores.
3. Parábola de la red (vs. 47-50). Nuevo aviso a los discípulos en la línea del domingo anterior. El discípulo no es quién para determinar quiénes son buenos y malos. Esto es competencia de Dios y sólo El puede hacerlo patente y lo hará.
4. Versículo 51-52. La superación del intelectual judío por la nueva imagen del discípulo de Jesús: hombre abierto, que vive una vida encarnada en la realidad de hoy sin romper la continuidad con la realidad de ayer.
Dabar 1978/43




5.- Texto. No es ni mucho menos seguro que las tres parábolas de hoy vayan dirigidas a la gente, como la traducción litúrgica ha supuesto. Mateo las presente más bien dentro del aparte de Jesús con los discípulos, aparte que comenzaba el domingo pasado con la aclaración de la parábola de la buena semilla y de la cizaña. La pregunta final parece también confirmar esta distribución del texto. ¿Habéis entendido todo esto? es pregunta característica del maestro a sus discípulos. Desde hace dos domingos sabemos que Mateo presenta a los discípulos como las personas que entienden a Jesús. Es cierto que las dos primeras son parábolas puras, sin aclaración o explicación posteriores. Este dato abogaría por la gente como destinatario del texto. Pero no es menos cierto que la tercera parábola lleva incorporada una explicación, dato que aboga por los discípulos como destinatario.
Como el domingo pasado, también hoy las tres parábolas se refieren al Reino de los cielos. Recuérdese lo dicho entonces sobre esta expresión y sobre la fórmula introductoria. Las dos primeras forman un par. Ambas presentan el mismo punto de vista: hacerse con lo que tiene valor.
La tercera parábola abarca propiamente los vs. 47-48. En ella se habla de pesca y de selección de lo pescado. Se trata de dos momentos o tiempos sucesivos. Los vs. 49-50 son la aclaración o explicación de la parábola. Obsérvese que esta aclaración se fija solamente en el segundo de los tiempos de la parábola, el correspondiente a la selección de lo pescado, y que está formulada en el mismo lenguaje figurado de la aclaración de la parábola de la buena semilla y de la cizaña.
Como ya sucedía con esta aclaración, el punto que se resalta es el siguiente: la selección de las personas no es competencia del discípulo, sino de Dios. La parábola no tiene, pues, sentido conminatorio, sino disuasivo; no busca amenazar con un castigo, sino mover al discípulo a mudar de opinión.
La enseñanza de Jesús a los discípulos finaliza con una observación sobre la tarea y función del discípulo en cuanto persona experta en la interpretación de la Biblia. El término letrado designa, en efecto, a tales personas. Letrado no es el que entiende del Reino de los cielos, sino el experto en interpretación bíblica. El comienzo del v. 52 podría traducirse de la siguiente manera: Todo letrado que sea discípulo del Reino de los cielos se parece a un padre de familia... La tarea viene descrita con la imagen familiar antigua del arcón del que se sacan cosas nuevas y cosas antiguas. Muy probablemente se esconde en ella una crítica a los sabios y entendidos judíos de los que habla Mateo en 11, 25. Tratándose de ambientes judíos se adivina fácilmente que lo antiguo es la tradición. Pero ¿y lo nuevo? Difícilmente puede tratarse de la actualización de esa tradición, por cuanto los letrados judíos eran expertos en ella. Lo nuevo tiene que ir en la línea de la captación de las perspectivas abiertas por Jesús con su persona y su actuación.
Comentario. Una escala de valores, la que sea, la tenemos todos. Desde ella nos entendemos a nosotros mismos y desde ella actuamos. Las dos primeras parábolas de hoy dicen al discípulo cuál debe ser su escala en la condición y calidad de discípulo.
Por consiguiente, todo lo que no sea entenderse y actuar desde ella equivaldrá a ser todo lo buena persona que se quiera, pero no discípulo de Jesús.
Vosotros, antes de nada, buscad el Reino de Dios (Mt. 6, 33). He aquí formulado el valor primordial para todo el que quiera apuntarse a discípulo de Jesús.
A estas alturas del Evangelio de Mateo no creo que haya nadie que entienda este valor como un escape hacia arriba o una huida hacia afuera. El Reino de Dios no es centrifugo, sino centrípeto. El centro de este Reino es la tierra y la historia humana, pero vistas y entendidas en colaboración y compañía de Dios. Ya sé que la palabra Dios puede ser percibida y vivenciada de muchas maneras, no siempre ni todas justas. Las mediaciones humanas de Dios han hecho demasiadas veces mucho mal a Dios. En este punto conviene ser claros: no hay más mediación válida de Dios que la ofrecida por Jesús, tal y como está consignada en los cuatro Evangelios. Tarea del discípulo y del intérprete bíblico será dar con esa mediación y, sobre todo, vivir desde ella. Hoy ya no valen palabras ni construcciones mentales si no van avaladas por su correlativo práctico. Repito lo del comienzo: escalas de valores las tenemos todos. Lo que al discípulo de Jesús se le pide es que su escala arranque del Reino de Dios.
Así orientado el discípulo, la tercera parábola le recuerda que no es competencia suya distribuir patentes de Reino de Dios. La función de esta parábola no es el amenazar con el infierno, sino el mover al discípulo a mudar de opinión y de juicio sobre las personas. Dejemos a Dios que sea El quien determine la calidad de cada uno y no nos arroguemos nosotros esa facultad. El hacerlo así sería un caso claro de apropiación indebida.
A. Benito, Dabar 1990/39




6.- Sentido del texto. El proverbio-dicho con que terminaba el texto del domingo pasado ("el que tenga oídos, que oiga") servía para avisar al nuevo Pueblo de Dios de que también él puede convertirse en viejo. No hay Pueblo de Dios por descontado. En este ambiente de aviso crítico se mueve el texto de hoy. La función crítica que tenían las parábolas en cuanto dirigidas al viejo Pueblo se sigue manteniendo en cuanto dirigidas al nuevo.
"¿Entendéis bien todo esto?" ¿Qué es lo que el nuevo Pueblo tiene que entender? Primeras dos parábolas (vs. 44-46). Tiene que entender que la utopía (ese Reino de los cielos cuyas líneas maestras han quedado perfiladas en los caps. 5-7) es un tesoro cuyo descubrimiento relativiza todos los otros valores de la vida. Los relativiza en el sentido de que los resitúa en un marco de perspectiva que da a la vida lozanía, libertad y alegría. Tercera parábola (vs. 47-50). El nuevo Pueblo de Dios tiene también que entender que en él puede repetirse el mismo fenómeno que ya se ha puesto de manifiesto en la parábola de la cizaña y en su explicación (cfr. domingo pasado). Tiene que entender que también él puede convertirse en un pueblo religioso que obstaculice la utopia del Reino.
Una vez más hay que insistir que la división en buenos y malos no es de naturaleza ética, sino religiosa. Dicho más claro: los peces malos pueden ser personas éticamente buenísimas, tan buenas como eran los fariseos, perfectos e intachables cumplidores de los dictámenes y sugerencias de la ley de conciencia. El nuevo Pueblo tiene que entender que personas buenas, pero de talante religioso fundamentalista, son cizaña y malos peces. Recordemos lo del domingo pasado: religión y religioso no son conceptos ni experiencias unívocas. Un día aparecerá claro esto (vs. 49-50).
"¿Entendéis bien todo esto?" La consecuencia la saca Jesús: aprended, pues, de la historia y renovaos continuamente; que no os suceda como al viejo Pueblo religioso.
Dabar 1981/39




7.- Dice Jesús que el letrado que entiende del reinado de Dios se parece al padre de familia que saca de su arcón "cosas nuevas y antiguas". En un tiempo como el nuestro en que tantas veces nos aferramos a lo antiguo por antiguo o buscamos lo nuevo por nuevo, es buena la lección de Jesús que señala el camino de lo profundo o fundamental, en el cual debemos y podemos coincidir todos.
Sin tirar por la borda fácilmente lo bueno de siempre y abiertos y creativos para todo lo nuevo que merezca la pena. Es el camino para construir el reino de Dios.
Dabar 1981/39




8.- Mira, había una vez un comerciante, que era un hombre muy práctico, no daba un paso si no tenía asegurada la ganancia, no cedía ni un centavo de lo suyo, y más bien trataba de engañar al prójimo; un hombre deshonesto que sólo miraba al dinero.
Un día encontró, probablemente en el mercado de las pulgas, una perla preciosa; se dio cuenta inmediatamente que valía mucho. E hizo lo que tú no has sido capaz de hacer: corrió a casa, vendió todo, y rápido como un rayo volvió a comprar aquella perla, antes de que otro se la llevara. Este hombre no era ni devoto, no fervoroso, ni honesto, pero te llevó la delantera, te venció.
El tesoro en el campo.
Después Jesús podría contarle también la otra parábola, la de Mt. 13, 44-46: "El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo". Sabemos que los antiguos usaban a menudo este sistema: cuando había invasiones, había peligro, hacían un hueco en la tierra y allí escondían lo que tenían de precioso. Pero a veces sucedía que la persona moría sin poder revelar el escondite. Hace pocos años, en Qumran, se encontró un tesoro de esos: tres jarras llenas de monedas, enterradas una cerca de la otra; se ve que nadie supo dónde estaban.
Un hombre, pues, escarba y encuentra un tesoro. Ese también es un hombre poco honesto, un especulador; por tanto, cubre todo y lo deja como si nadie hubiera tocado nada y luego "muy contento" -dice el Evangelio- corre a casa y vende todo".
Probablemente la esposa y los hijos le dicen: ¿qué haces? ¿Te has vuelto loco? No escucha a nadie, no tiene miedo, vende todo y va a comprar el campo. Seguramente la gente se burla de él: ¡por qué habrá comprado ese campo, no vale nada, es árido, no tiene agua, se ha dejado engañar!... Pero él sigue adelante, desafía el ridículo, porque sabe que allí está el tesoro.
Entonces Jesús probablemente le dirá a este joven rico: mira, tú no te puedes mover si alguien no te hace comprender que tu tesoro está en otra parte, que el bien que deseas es una Persona buena, que busca una relación de verdad contigo. De las palabras que te he dicho, te quedaste solamente con las primeras y dijiste: no, es imposible, es una locura, qué dirán mis familiares, la gente... no puedo. En cambio, hubieras debido fijarte en la última palabra: sígueme.
Es decir, era una invitación personal la que te dirigía el Bueno, una invitación a una relación de amistad "nueva", en la que te encontrarías a ti mismo en verdad, esa amistad que ninguno de tus familiares y amigos que están contigo por el dinero, te pueden dar. Tú no lo has comprendido. Así no podías. Por eso te dejé en tu tristeza, hasta cuando no madurara en ti la necesidad de mí.
Aquí creo que podemos comenzar nuestra oración: Señor, ¿por qué no te sé reconocer, por qué no me lanzo? Porque tú consideras estas cosas como deberes, como cosas que hay que hacer, como bienes que hay que hacer producir. Porque no piensas que soy Yo quien te ofrezco mi amistad; la relación conmigo es la que está en juego. Yo soy el origen de tu fuerza, de tu capacidad de lanzamiento. Mientras la busques en ti o a tu alrededor, no LA encontrarás nunca.
Si yo le hubiera ordenado a ese mercader que comprara con todo su dinero una perla que no le parecía de mucho valor, jamás la habría comprado: la obediencia no serviría para nada. Si le hubiera dicho a aquel hombre: compra ese campo, sin que él hubiera estado seguro que había allí un tesoro, ¿lo habría comprado?.
Entonces, mira la fuente de donde recibe luz la verdad de tu vida: no es el dar a los pobres o el hacer esto o aquello, sino, en el fondo de todo, está la relación de verdad y de amistad conmigo. Solamente aquí puedes verificar esa verdad de ti mismo que hasta ahora te pesa.
Oremos así y comprenderemos que no se trata de hacer grandes cosas, sino de encontrar al Señor; si él empieza a hablarnos, a ponernos en el corazón alguna cosa, entonces todo cambia, todo es distinto: entonces se trastornan las relaciones, ya que no me importará nada lo que diga la gente, porque he fijado mi mirada en el tesoro que es él, Jesús.
Quiero contarles un hecho que me impresionó mucho, una historieta antigua que leí durante unos ejercicios en lengua copta, que se habla en el Antiguo Egipto, que se estudia en el Bíblico para profundizar mejor el conocimiento del Nuevo Testamento. En esa lengua se han conservado bellísimas sentencias de los primeros Padres del desierto, que sabían narrar con pocas palabras situaciones humanas muy profundas.
PERSEVERANCIA/SECRETO: En este episodio se dice que un tal fue donde uno de estos grandes Padres del desierto y le dijo: Padre mío, tú que tienes tanta experiencia, explícame ¿por qué vienen al desierto tantos jóvenes monjes y después muchos se devuelven; por qué perseveran tan pocos? Entonces el anciano monje dijo: "Mira, sucede como cuando un perro corre detrás de las liebres, ladrando. Muchos otros perros, oyéndolo ladrar y viéndolo correr, lo siguen. Pero solamente uno ve la liebre; pronto sucede que los que corren sólo porque el primero corre, se cansan y se detienen. Solamente el que tiene ante sus ojos la liebre, sigue adelante hasta alcanzarla". Así, dice el anciano monje, solamente quien ha puesto los ojos verdaderamente en el Señor crucificado, sabe en realidad a quién sigue y sabe que vale la pena seguirlo.
Este es otro modo de contestar al joven rico: si tú fijas los ojos en el punto exacto, es decir, si te dejas mirar por el Señor, no sólo como Maestro, que te enseña a comportarte mejor, sino como amigo que te invita a seguirlo, si comprendes qué ofrecimiento es el que te está haciendo y la nueva relación que te propone cualquier elección paradójica de vida; entonces llegarás a ser lo que Jesús, en su bondad, te llama a ser: una persona que es Hijo del Padre y que por tanto entra en la libertad del Hijo.
Por eso, pidamos también nosotros esta gracia, pidamos poder comprender este Evangelio que es buena noticia y no debe entristecernos, sino llenarnos de alegría, como el mercader que encontró la perla.
Carlo M. Martini, El Evangelio Eclesial De S.Mateo, Edic. Paulinas/Bogota 1986.Pág. 74 S.






9.- ¿Qué quería decir Jesús con las dos parábolas del tesoro escondido y de la perla preciosa? Más o menos esto. Ha sonado la hora decisiva de la historia. ¡Ha aparecido en la tierra el Reino de Dios! Concretamente, se trata de él, de su venida a la tierra. El tesoro escondido, la perla preciosa, no es otra cosa sino Jesús. Es como si Jesús con esas parábolas quisiera decir: la salvación ha llegado a vosotros gratuitamente, por iniciativa de Dios, tomad la decisión, aferradla, no la dejéis escapar. Este es tiempo de decisión. 

miércoles, 19 de julio de 2017

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVI TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 23 JULIO 2017

VIVIR CON LA CIZAÑA

ORACION COLECTA
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos los dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro de la Sabiduría 12, 13. 16-19

No hay más Dios que tú, que cuidas de todo, para demostrar que no juzgas injustamente. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total y reprimes la audacia de los que no lo conocen.
Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.

SALMO RESPONSORIAL (85)

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R.

Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre: «Grande eres tú y haces maravillas, tú eres el único Dios.». R.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 26-27

Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 24-43

En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?. Él les dijo: Un enemigo lo ha hecho. Los criados le preguntaron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla?.
Pero él les respondió: No, que podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y atenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.
[Les propuso esta otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.
Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada.
Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.». Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.
Él les contestó: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.]

COMENTARIO

Estamos ante una lección de realismo; aceptar a vivir en un mundo en el que hay por todas partes buenos y malos, trigo y cizaña. A veces esto resulta tan duro que siente uno la tentación del celo; ¡arranquemos la cizaña! Jesús hablaba a personas llenas de esta impaciencia: ¿Por qué tantos malhechores? ¿Qué espera Dios para liquidarlos a todos? Es exactamente la idea que Juan Bautista tenía del Mesías como destructor implacable del mal: “¡Van a verlo! Trae la horquilla en la mano para aventar sus granos y reunir el trigo en su granero; la paja en cambio la quemará en una hoguera”. (Mt.3 12).
Jesús tiene que calmar estas impaciencias. ¡Y las nuestras! Sí, habrá un juicio al final de los tiempos. Y entonces el juez será únicamente Dios.
A veces nos tomamos por Dios: “Aquí, las personas decentes, allí, los irrecuperables, ¡al fuego! Siempre ha existido una tentación en los mejores cristianos: formar todos juntos un hermoso campo de trigo. Es una pena que haya tanta cizaña en el mundo; lo menos que podemos hacer es limpiar nuestro terreno, vivir entre verdaderos creyentes, entre gente limpia y bien educada. Se sueña con una Iglesia de puros, con una parroquia pura, con una comunidad pura, con una familia pura. ¡Arranquemos la cizaña! Estamos aquí, ante una peligrosa tendencia a la secta;  nada más que voluntarios y gente selecta, nada más que los que se conformar con las reglas; nada de desviados, nada de débiles, nada de semi-convencidos. Existen ciertamente grupos homogéneos que son fervorosos, heroicos; es el caso típico de los comienzos de las órdenes religiosas. Pero hay otros muchos mundillos escogidos contaminados por el orgullo del buen trigo: detestan la cizaña.
Jesús ve a su Iglesia de un mundo muy distinto. Un pueblo de amplia acogida y de paciencia, un pueblo de gente bonita y de gente fea. Un pueblo de humildad y de esperanza.
Humildad. ¿Quién eres tú para eliminar la cizaña? ¿Te crees campo de trigo? ¿Por qué no? Pero un campo mezclado. Mira tu corazón y tus hechos; así tolerarás mejor que los otros en el mundo y a tu alrededor sean también una mezcla sagrada.


Esperanza. Esa mezcla es una esperanza. Nadie es enteramente puro, pero tampoco hay nadie que sea enteramente malo. Todos pueden ir evolucionando positivamente, ¡gracias a Dios! Cuando se nos acepta pacientemente con nuestras taras, guardamos cierta esperanza de mejorar.  Y cuando somos nosotros los que aceptamos la cizaña, seguimos en contacto con ellos y podemos ayudarles a convertirse en trigo. Esta parábola de la paciencia es una maravillosa parábola del progreso.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos hermanos, a Dios Padre Todopoderoso y pidámosle que escuche al pueblo redimido por la sangre de Jesucristo:

1.-  Por nuestro Santo Padre el Papa Francisco, por los obispos, presbiterios y diáconos, por cuantos tienen un servicio en la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por el mundo y sus gobernantes, por nuestra nación y sus magistrados, por la justicia, la libertad y la paz de los pueblos. Roguemos al Señor.

3.- Por los que viven lejos de sus casas, por los que no tienen trabajo ni hogar, por cuantos padecen injusticia o hambre en el mundo. Roguemos al Señor.

4.- Por los que estamos aquí reunidos en la fe, en la piedad y en el temor de Dios por los bienhechores de nuestra comunidad  y por los que ayudan a los pobres. Roguemos al Señor.

Dios todopoderoso mira propicio a tu pueblo; y a quienes has llamado a los premios eternos, no les niegues en la tierra tu ayuda y tu consuelo. Por Jesucristo  nuestro Señor.


ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

¡Oh Dios!, que has llevado a la perfección del sacrificio único los diferentes sacrificios de la antigua alianza, recibe y santifica las ofrendas de tus fieles, como bendijiste la de Abel, para que la oblación que ofrece cada uno de nosotros en honor de tu nombre sirva para la salvación de todos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Muéstrate propicio a tu pueblo, Señor, y a quienes has iniciado en los misterios del reino concédeles abandonar el pecado  pasar a una vida nueva. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 24: Ex 14, 5-18; Sal : Ex 15, 1-6; Mt. 12, 38-42.
Martes 25: Hch. 4, 33; 5, 12.27-33;  12, 2 (o bien 2Co 4, 7-15); Sal 66; Mt. 20, 20-28.
Miércoles 26: Ex 16, 1-5.9-15; Sal 77; Mt. 13, 1-9.
Jueves 27: Ex 19, 1-2.9-11.16-20b; Sal: Dn 3, 52-56; Mt. 13, 10-17.
Viernes 28: Is 9, 1-3.5-6; (o bien Flp 4, 4-9); Sal: Jdt 13, 18bcde.19; Lc 1, 39-47.
Sábado 29: Ex 24, 3-8; Sal 49; Jn 11, 19-27 (o bien: Lc. 10, 38-42).
Domingo 30: 1R 3, 5.7-12; Sal 118;Rm. 8, 28-30; Mt 13, 44-52.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 13, 24-43

1. - La llamada de atención con que se cierra la aclaración de la primera de las parábolas pone en guardia al discípulo de Jesús contra un riesgo que puede derivarse del hecho de experimentarse ciudadano del Reino de Dios. Es el riesgo de erigirse en guardián y juez de las situaciones y de la conducta ajena. A lo que el discípulo es invitado es a ser, sin más, buena semilla, no a compararse con los demás ni a establecer juicios de valor sobre lo que los demás sean. Un discípulo autocomplacido y fiscalizador resulta un espectáculo triste y desafortunado. La segunda parábola le recuerda, además, al discípulo que la realidad del Reino de Dios no está sujeta a sus criterios y juicios personales de valor. En el Reino de Dios tienen cabida todos, incluidos aquellos que el discípulo tal vez menos sospecha. ¡Que no nos vaya a pasar lo que a los judíos religiosos contemporáneos de Jesús! La invitación a ser buena semilla se completa con una nueva invitación en la tercera parábola a ser levadura, es decir, fuerza transformadora del medio ambiente en el que el discípulo viva.
Alberto Benito, Dabar 1990/38




2. IMPACIENCIA/MAL: EL ESCÁNDALO DE LOS SIERVOS CONSISTE EN QUE LA CIZAÑA NO SEA ARRANCADA AHORA MISMO. NO SE ENTIENDE LA PACIENCIA-POLITICA DE DIOS.  SALVARNOS.
Como la parábola del sembrador, también la del trigo y la cizaña va seguida de una explicación. Sin embargo, la parábola y la explicación no pertenecen al mismo nivel de tradición: la primera se debe a Jesús, la segunda pertenece a la comunidad. Esto nos impone dos lecturas: la parábola en sí misma y, luego, la parábola a la luz de su explicación.
La parábola enseña que en el campo hay buenos y malos (pero los hombres no están en condiciones de saber quiénes son los buenos y quiénes son los malos). La presencia de la cizaña no constituye una sorpresa. Y, sobre todo, no es señal de fracaso. La Iglesia no es la comunidad de los salvados, de los elegidos, sino el lugar donde podemos salvarnos. La Iglesia no se cierra a nadie.
Existen siempre "siervos impacientes" que querrían anticipar el juicio de Dios; pero el juicio de Dios no debe anticiparse (la misma enseñanza se contiene en la parábola de la red); no está reservado a los hombres. Los hombres no saben juzgar; no conocen el metro de Dios. Además, es Dios el que establece la hora; el bien y el mal deben llegar a sazón, a su plenitud; san Pablo diría a su "parusía". (...). El centro de la parábola no se encuentra simplemente en la presencia de la cizaña, ni tampoco meramente en el hecho de que más tarde el trigo será separado de la cizaña. El centro lo constituye el hecho de que la cizaña no sea arrancada ahora. Esto es lo que suscita la sorpresa y el escándalo de los siervos: esta política de Dios, esta paciencia suya.
Es obvio que la parábola quiere responder a una exigencia. Y es bastante fácil comprender que se trata de una exigencia presente en la comunidad y, ya antes, presente en la situación histórica de Jesús. Si nos colocamos en la situación de la comunidad, podemos advertir que la comunidad primitiva estuvo siempre agitada por el problema del escándalo frente a los pecados ocurridos después del bautismo. Sabemos, por ejemplo, que existió una polémica sobre la posibilidad de perdonar o no perdonar los pecados después del bautismo. Por lo demás, hay textos significativos: "Nada juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las tinieblas y declarará los propósitos de los corazones (1 Co 4. 5). Como se ve, la comunidad primitiva padeció pronto la tentación de la rigidez.
Pero podemos también colocarnos en la situación de Jesús. En su tiempo existía el movimiento fariseo, que pretendía ser el pueblo santo, separado de la multitud de los pecadores. También existía el movimiento de Qumran, con su idea de oposición y separación, de rígida santidad, que exigía rechazar a cuantos no eran puros. Y estaba la misma predicación del Bautista (Mt 3. 12), que anunciaba al Mesías como el que cribaría el grano y lo separaría de la cizaña. Llega Jesús y parece hacer lo contrario de todas estas tentativas: no se separa de los pecadores, sino que va con ellos. Incluso tiene en el círculo de los doce a un traidor.
Podemos, pues, decir que los zelotes, fariseos y Qumran querían las cosas nítidas; pretendían que el Reino interviniese de modo claro; afirmaban la santidad a costa de la separación. En este contexto se comprende toda la fuerza polémica de la parábola de Jesús. No es tanto una predicación moral, una invitación a la paciencia, sino una explicación teológica: una explicación de la política del Reino de Dios, una extraña política de tolerancia.
El mensaje es éste: ha llegado el Reino, aunque no lo parezca, aunque Israel no se haya convertido y aunque siga habiendo pecadores.
Bruno Maggioni, El relato de Mateo, Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 144




3.- Contexto. El viejo Pueblo religioso es un obstáculo para la Palabra que ha resonado en los caps. 5-7. Sólo el nuevo Pueblo la entiende y fructifica.
Texto. Como pasaba el domingo pasado, también hoy hay que distinguir dos partes, delimitadas por el mismo doble auditorio.
Primera (vs. 24-35): Jesús y la gente. Tres parábolas escuetas.
Segunda (vs. 36-43): Jesús y los discípulos. Explicación de la parábola de la cizaña.
Hay, sin embargo, dos cambios con respecto a la estructura del texto del domingo pasado. Primero: el porqué de hablar en parábolas se halla en la primera parte y no en la segunda.
Segundo cambio: el proverbio-reto ("el que tenga oídos que oiga") va dirigido a los discípulos y no a la gente. Esto constituye una auténtica novedad. A decir verdad, todo el texto refleja una fuerte y difícil elaboración de materiales previos por parte del autor.
Sentido del texto.
1. Jesús en medio del viejo Pueblo de Dios(vs.24-35). Más que nunca hay que hacer todo el esfuerzo necesario para interpretar las parábolas de hoy dentro del engranaje de la obra. En este sentido, no se debe perder de vista que las parábolas tienen en Mateo una función crítica respecto al viejo Pueblo.
La parábola de la cizaña continúa y avanza en la línea crítica de la parábola del sembrador. En ésta se le echaba en cara a los fundamentalistas religiosos (viejo Pueblo) el ser un continuo contratiempo para la cosecha. En la parábola de la cizaña se les echa en cara el ser precisamente cizaña. Uno no puede menos de recordar al profeta Amós en su crítica despiadada al Pueblo elegido, cuestionando y desmontando todas sus seguridades de hombres religiosos. Ya Amós cambió el calificativo "elegido" por el de maldito. En cuanto religiosos, sois cizaña: ésta es la crítica que Jesús les hace.
Las dos siguientes parábolas (grano de mostaza y levadura) son sinónimas. En ellas se apunta a la última parte de la parábola del sembrador: a pesar de los contratiempos hay cosecha. En cuanto religiosos, tampoco sois necesarios. Otros fructificarán abundantemente.
En su comentario de los vs. 34-35, Mateo cita el Salmo 78, 2, pero introduce un cambio en el final de la cita. Para Mateo, la crítica religiosa de Jesús no es algo nuevo. Culmina una línea que arranca de los comienzos mismos de la Biblia.
2. Jesús en medio del nuevo Pueblo de Dios (vs. 36-43). En la explicación se oponen dos órdenes religiosos. Los hijos del Reino y los hijos del Maligno son el nuevo y el viejo pueblo, pero en cuanto religiosos los dos. No se trata de una división entre buenos y malos, sino de una división entre dos tipos de buenos.
Los buenos al estilo de Jesús (hijos del Reino) y los buenos al estilo fundamentalista (hijos del Maligno; cfr. esta misma dirección en Jn. 8, 39-47). Todos son religiosos, pero puede haber religiosos que maten pensando que dan culto a Dios (cfr. Jn. 16,2 ). Religión y religioso no son conceptos ni experiencias unívocos. Un día aparecerá claro todo esto (cfr. vs. 41-43).
"El que tenga oídos, que oiga". Por tratarse de un proverbio-reto, choca su mención en un ambiente distendido y de intimidad como es el de Jesús con los suyos. ¿Es tal vez una llamada de atención a entender que nunca hay Pueblo de Dios descontado? Es la suposición que me parece más coherente.
Dabar 1981/41



viernes, 14 de julio de 2017

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XV TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 16 JULIO 2017

SIEMPRE HAY UNA COSECHA


ORACION COLECTA
Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 55, 10-11

Esto dice el Señor: Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.

SALMO RESPONSORIAL (64)

La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.

Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua. R.

Tú preparas los trigales: riegas los surcos, igualas los terrenos, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes. R

Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría. R.

Las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses que aclaman y cantan. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 18-23

Hermanos: Considero que los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación expectante está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se veía liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 1-2.

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga.
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: ¿Por qué les hablas en parábolas?.
Él les contestó: A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del Reino de los Cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: «Oirán con los oídos sin entender; miraran con los ojos sin ver;
Porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure.».
Dichosos sus ojos porque ven y sus oídos porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven ustedes y no lo vieron, y oír lo que oyen y no lo oyeron.
Ustedes oyen lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la Palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o setenta o treinta por uno.

COMENTARIO

El leccionario nos permite elegir hoy entre una lectura corta, nada más que la parábola del sembrador que salió a sembrar y una lectura larga que trae además la respuesta de Jesús a la pregunta de los discípulos: ¿Por qué razón hablas en parábolas? Y la explicación de la parábola del sembrador. Voy a escoger el texto corto que nos describe la siembra de Jesús. Al llegar a este capítulo trece de Mateo, el capítulo de las parábolas, ¿Qué es lo que sabemos? Jesús ha estado ya sembrando por todos los terrenos: ha chocado con las cabezas duras de los escribas y fariseos, ha visto como algunos entusiastas lo dejaban muy pronto, ha aclarado las dudas de los discípulos de Juan Bautista y las perplejidades de este. “¿Eres tú el que tenía que venir?”. La indiferencia de algunas poblaciones le ha afectado mucho. “¡Ay de ti, Corazaín! ¡ Ay de ti Betsaida! Todo esto constituye un cuadro bastante sombrío; parece ser que el reino ha empezado con mal paso.
En este contexto es donde la parábola del sembrador cobra toda su importancia. Simboliza la constatación de Jesús, lúcida y sin embargo lejos del desaliento. Nos invita a nosotros mismos a ser valientes, fijando nuestra mirada en lo que más importa: aquel sembrador que salió a sembrar. ¡Pero que sembrador! El salió a las profundidades de Dios y vino a nosotros para sembrar a Dios. Es un acontecimiento inaudito: no un simple episodio de la  historia, sino la convulsión de toda ella: ¡Hay que convertirse pronto, en el reino que llega!
Esta buena nueva suscitó el entusiasmo. Luego, cuando la predicación se hizo exigente, algunos oyentes hundieron en ellas sus raíces, pero otros volvieron a caer en su vida superficial o complicada, incluso en la hostilidad. Senderos, piedras, zarzas, tierra buena: ¡qué diferentes son los terrenos! No importa: ese sembrador extraordinario ve ya la cosecha: del 30, del 40, del 100 por uno. ¡Quien tenga oídos, que oiga!. Hay que escuchar la llamada a la confianza cuando la siembra parece haber sido un fracaso. Ese fue el caso de muchos misioneros y lo es para el apóstol de hoy, para cualquier cristiano que se ponga frente a la TV, el internet y a la gente por la calle: ¿Por dónde estás los tallos que brotan! La respuesta está ahí. El que mejor conoce las tierras de los hombres nos asegura que, si hay algunas duras, hay otras excelentes. Y que siempre hay cosecha. Jesús le dijo esto a la gente desalentada, a los discípulos cansados. Nos lo dice ahora a nosotros que medimos el abandono de la práctica religiosa, la indiferencia de nuestros hijos, la oleada creciente de la increencia. El sembrador está ahí: nadie, en ningún sitio, tiene derecho a juzgar que se pierde todo el grano. Mientras se siembre el evangelio, siempre habrá fruto al 100, al 60, al 30 por uno.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos en paz al Señor nuestro Dios.

1.- Por nuestro Santo Padre el Papa Francisco, para que Dios le conceda vida y seguridad en el pastoreo de su pueblo. Roguemos al Señor.

2.- Por nuestro Obispo José Antonio Eguren, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, los matrimonios, para que siendo fieles a su vocación de hijos de Dios sean luz para el mundo. Roguemos al Señor.

3.- Por los que están en camino de conversión y por los catecúmenos de la santa Iglesia: para que Dios nuestro Señor les abra la puerta de su misericordia y los introduzca por el bautismo en la vida nueva de Cristo Jesús. Roguemos al Señor.

4.- Por los cristianos separados de la Iglesia, por todos los que creen en Cristo: para que Dios nuestro Señor los reúna y proteja en su única Iglesia. Roguemos al Señor.

5.- Por el pueblo judío: para que Dios nuestro señor haga brillar su rostro sobre él y pueda reconocer a Jesucristo como redentor de todos los hombres. Roguemos al Señor.

Recibe, Dios eterno las oraciones de tu Iglesia; y da cumplimiento a las peticiones de los que te suplican. Por Jesucristo nuestro Señor.

10.- ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones de tu Iglesia en oración y concede a quienes van a recibirlos crecer continuamente en santidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

en tu corazón.  Dime si puede esperar algo más  de su viña el viñador

12.- ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Señor, que cuantas veces celebramos este sacramento se acreciente en nosotros el fruto de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 17: Ex 1, 8-14.22; Sal. 123; Mt 10, 34-11, 1.
Martes 18: Ex 2, 1-15ª; Sal 68; Mt. 11, 20-24.
Miércoles 19: Ex. 3, 1-6.9-12; Sal 102; Mt. 11, 25-27.
Jueves 20: Ex 3, 13-20; Sal 104; Mt. 11, 28-30.
Viernes 21: Ex. 11, 10’—12, 14; Sal 115; Mt. 12, 1-8.
Sábado 22: Cant 3, 1-4 (o bien 2Co 5, 14-17); Sal 62; Jn. 20, 1.11-18.
Domingo 23: Sb 12, 13.16-19; Sal 85; Rm 8, 26-27; Mt. 13, 24-43.



COMENTARIOS AL EVANGELIO

Mt 13. 1-23
Par: Mc 4, 1-20  Lc 8, 4-15

1.- Sabemos que cada página del evangelio se puede leer en una doble dimensión: la situación originaria del tiempo de Cristo y su actualización en tiempo de la Iglesia. Esto es así sobre todo para las parábolas. Por eso se han de tener presentes las dos dimensiones en nuestra lectura.
La enseñanza de la parábola del sembrador -ésta parece ser la situación más originaria: la de Cristo- no se refiere ante todo a los oyentes de la palabra, sino a los sembradores, o sea, a los predicadores, el primero de los cuales es Cristo, y en pos de él todos los demás, los cuales no pueden pretender ser más que el Maestro. La parábola, leída en sí misma, sin tener en cuenta las explicaciones que ofrece más adelante el evangelista, llama la atención sobre el trabajo del sembrador; trabajo abundante, sin medida, sin distinciones, que parece inútil por el momento, infructuoso y desperdiciado; sin embargo, dice Jesús llegarán los frutos en abundancia. Porque el fracaso no es más que aparente; en el Reino de Dios no existe trabajo inútil; nada se malgasta.
"Aunque a los ojos de los hombres gran parte de su trabajo parece inútil y vano, aunque los fracasos parezcan sumarse a los fracasos, Jesús está rebosante de alegría y de certeza; la hora de Dios llega y, con ella, una cosecha abundante superior a toda súplica e imaginación. A despecho de los fracasos y las resistencias, Dios hace que de comienzos desesperados brote el espléndido final que ha prometido" (J. ·Jeremías-JQ). De todas formas, éxito o fracaso, derroche o no derroche, el trabajo de la siembra no ha de ser calculado, cauto, precavido; sobre todo, no hay que escoger el terreno o echar las semillas en unos sí y en otros no. El sembrador arroja la simiente a voleo y sin distinguir. ¿Cómo saber en el momento de la siembra qué terrenos van a fructificar y cuáles no? Por eso, dirá Jesús, más adelante, nadie debe anticipar el juicio de Dios; ni siquiera el sembrador tiene derecho a hacerlo.
-La actualización de la parábola. La tradición, ya conocida por Marcos y recogida por Mateo, no se contentó con transmitir la parábola, sino que le añadió una explicación o, mejor, una actualización, que transforma la parábola -dirigida en su origen a los predicadores- en una catequesis para convertidos. La explicación tiene presentes a los fieles, e insiste en la necesidad de algunas disposiciones interiores y personales para que la palabra escuchada sea entendida y crezca. Las principales disposiciones son: apertura y sensibilidad a los valores del Reino, valor frente a las persecuciones, constancia, resistencia al espíritu mundano y libertad interior.
Bruno Maggioni, El relato de Mateo, Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 140



2.- Jesús continúa enseñando, pero lo hace en un lenguaje parabólico. Este lenguaje, lo mismo que todo símbolo, abre la puerta a interpretaciones muy diversas; resultará tanto más fácil a los espíritus tercos encerrarse en sus propias ideas y quedarse en la historieta, ignorando su significado; y a la inversa, los espíritus abiertos, los corazones dóciles, serán discretamente introducidos en el conocimiento de una doctrina profunda: de unos "misterios".
Hay, pues, personas que no acogen como conviene la palabra de Jesús. A los ojos de los discípulos, testigos de este "fracaso" del Maestro, o a los de los cristianos que meditan en la vida de Jesús, en la que, por lo demás, vuelven a ver su propia historia, el esfuerzo de evangelización en medios judíos, ¿no topa con un fracaso casi total? ¿No es la palabra de Dios lo que Jesús trae? ¿Y la palabra de Dios puede ser tan limitada, tan ineficaz e infructuosa? No se trata de ir a buscar la explicación de este drama en la in-significancia de la Palabra o en su ineficacia. La lección que transmite hoy la primera lectura ha sido bien asimilada por el evangelista. Antaño, un profeta isaiano del destierro había hecho reflexionar a sus compañeros de exilio en la incoercible eficacia de la Palabra, en la inevitable realización de lo que Dios ha prometido. Se trataba de mantener en aquellos desgraciados que lloraban "a orillas de los ríos de Babilonia" (Sal 137. 1), la verdad del anuncio profético que prometía, en nombre de Dios, la inminente liberación y un retorno feliz a la tierra de los antepasados.
El evangelista conoce todo esto: está, pues, seguro de que la semilla, símbolo de la Palabra, es capaz de dar frutos abundantes. No hay más que un solo motivo que pueda explicar la esterilidad de una semilla echada en la tierra o la ineficacia de la Palabra predicada a los judíos: la pobreza del suelo que recibe el grano, o en otras palabras, las malas disposiciones de los oyentes.
En cuanto a estas malas disposiciones, Mateo dice varias cosas. En primer lugar, las nombra: inconstancia, afanes de este mundo, seducción de la riqueza. Ve en ello, además, el efecto de la actividad disimulada del Maligno (una causa entre otras). Porque advierte sobre todo que la Palabra se halla en el centro de un conflicto. Hay persecuciones que hacen vacilar a los oyentes inconstantes y que son provocados por la Palabra. Esta tiene, asimismo, adversarios que luchan encarnizadamente contra ella, en un conflicto permanente. Y es que el fracaso que Jesús conoció, mal recibido por los judíos incrédulos, lo experimenta la Iglesia a su vez; pero el profeta Isaías había ya pasado por esa dolorosa experiencia (v. 14/15). El combate de la Palabra y de la incredulidad viene desde los más remotos tiempos de la historia del pueblo de Dios y parece que ha de durar tanto como esa historia.
¿Cuál es su final? Este combate lleva a fracasos repetidos que preocupan al evangelista. Pero al autor le interesa más otra cosa: el éxito maravilloso que, en último término, obtiene la proclamación de la Palabra.
Porque el Evangelio, rechazado, perseguido, combatido ya ha "triunfado". En el seno de un mundo incrédulo, existe hoy una comunidad de discípulos. El inmediato entorno de Jesús era, en un principio, el signo modesto de un cierto éxito de la palabra de Jesús; pero a partir de entonces, todos aquellos que en todos los tiempos, especialmente hoy, se tienen por discípulos de Jesús, son signos de que la Palabra da sus frutos. Tras el "vosotros" (v.11), se oculta, en efecto, toda la Iglesia, se oculta incluso el auditorio que escucha hoy nuestro comentario del Evangelio.
Más que en los adversarios obstinados, Mateo se fija con entusiasta atención en los discípulos de Jesús; los ve vivir en medio de un mundo (v.38) incrédulo: "aquellos que..." (v.12). Los ve, sin embargo, colmados: "A vosotros es dado". Y puesto que en ellos el "don" se ha demostrado eficaz, se les da cada vez más: "A quien tenga se le dará". Este don pródigamente concedido es el de un conocimiento supremo: "conocer los misterios del Reino de Dios". Este conocimiento ilumina toda la vida; gracias a él, sabrán los discípulos hacer las opciones que se imponen y participar como conviene en el combate de la Palabra. Y es cierto que tras la explicación de las vicisitudes que atraviese el Reino al implantarse en el mundo, se oculta un mensaje decisivo: el mensaje pascual. Porque la aventura de la Palabra, constantemente desdeñada, perseguida pero siempre viva y eficaz, semejante al grano de trigo que debe "morir" para dar fruto (/Jn/12/24), ¿no es el misterio de Pascua? El conocimiento de tales misterios es un privilegio del que los discípulos deben ser conscientes. Lo que los cristianos oyen en la proclamación del Evangelio, lo que ven en la experiencia cristiana, hay muchos hombres que no pueden verlo ni oírlo. Aun los Profetas, esos privilegiados del A.T. y con ellos, por lo tanto, todo el pueblo de la Antigua Alianza, no pudieron, a pesar de sus deseos, obtener semejante revelación de los "caminos" de Dios, de los secretos de su Reino.
Esta parábola, al igual que muchas otras parábolas de Mateo, tiene algo de doloroso, de dramático incluso: ¡tanta semilla perdida, tanta palabra rechazada! Pero no percibir los sonidos alegres con que resuena, sería entenderla mal. Aunque no esté permitido permanecer insensibles a esa tragedia que constituye la evangelización y a sus "fracasos", cuyos perdedores son los hombres, ¿sería lícito no dejar resonar nunca en nosotros -acogidas con una profunda humildad- estas palabras de esperanza.
"¡Ah, sí, dichosos vosotros!; dichosos vuestro ojos porque han sabido ver y vuestros oídos porque han sabido oír"? ¿Sería lícito permanecer insensibles ante la promesa, implícitamente contenida en la última frase del Evangelio, y de la que encontramos una formulación más clara en el apóstol Pablo, cuando habla de la "Gloria de los hijos de Dios"? Nosotros sabemos de esa Gloria no sólo que está "preparada" para nosotros, sino además que, con la transmisión de la Palabra, nos está ya comunicada; y que, semejante a una semilla, crece en nosotros. ¡Cómo, entonces, negarse uno a llamarse "dichoso"!
Louis Monloubou, Leer y predicar el evangelio de Mateo, Edit. Sal Terrae Santander 1981.Pág. 183



3.- EV/INTERPRETACION: PUEDEN HABER TRES SIGNIFICACIONES EN UNA PARÁBOLA: LA DE XTO/LA DEL EVANGELISTA Y LA DE LA IGLESIA PRIMITIVA.
La parábola del sembrador plantea al lector tres problemas sucesivos: el significado de la parábola tal como salió de los labios de Xto (vv. 1-9), el valor que Mateo le atribuye introduciéndola en esta parte de su Evangelio y, finalmente, la significación de la explicación que da la Iglesia primitiva (vv. 18-23).
a)En cuatro escenas sucesivas, colocadas entre una descripción de la siembra (v. 3) y una descripción de la recolección (v. 8), la parábola propiamente dicha se interesa, sobre todo, por la suerte reservada a la semilla en los cuatro terrenos diferentes. Las escenas están dispuestas de manera progresiva y optimista, para desembocar en la visión de la fructificación extraordinaria de la semilla.
El tema de la cosecha, imagen de los últimos tiempos, es tradicional en Israel (Jl 4. 13); lo nuevo es la insistencia en las laboriosas siembras que la preparan. Jesús, pues, suaviza ligeramente el matiz escatológico de la venida del Reino (cosecha) subrayando más bien las condiciones difíciles de su realización. Proclama la venida del Reino, pero insiste en la lentitud de su instauración y en la dificultad de su maduración.
b)Insertando esta parábola en este lugar de su Evangelio, Mateo da una interpretación cristológica de la parábola. Jesús se plantea el problema de los fracasos y de las resistencias que se oponen a su mensaje: ceguera de los escribas, entusiasmo superficial de las masas, desconfianza de sus parientes, etc.
Pretende dar un sentido a esta incomprensión y lo descubre en la oposición entre el trabajo casi infructuoso del sembrador y la rica cosecha que se recogerá en su tiempo oportuno. Jesús piensa en su misión difícil y la analiza a la luz del juicio que se acerca. Concretamente, este juicio se produce a través de la inteligencia que los discípulos parecen mostrar (vv. 10-17) y que compensa la indiferencia de los otros miembros del auditorio. c)La explicación de esta parábola nos la dan las comunidades primitivas. Para ellas ya no hay que explicar la misión de Xto, sino las motivaciones de su conversión; la cosecha final no les da miedo, sino más bien las dificultades cotidianas que suscita la persecución (v. 21).
Desde este momento la interpretación adopta un matiz alegorizante; cada escena de la parábola se interpreta en función de un tipo de "conversión": ya no importa tanto la semilla como la manera en que es acogida. Hasta el matiz escatológico de la parábola se difumina en consideraciones, sobre todo psicológicas y parenéticas (v. 24). Jesús era optimista sobre el sentido de su misión; la Iglesia primitiva parece más preocupada.
Maertens-Frisque, Nueva guia de la Asamblea Cristiana V, Marova Madrid 1969.Pág. 160



4.PARA/FINALIDAD:PALABRAS ESCANDALOSAS.SU VERDADERO SENTIDO.
Digamos algo sobre "la finalidad de las parábolas", ya que, en nuestro texto, aparecen esas palabras casi escandalosas de Jesús: ¿utilizó las parábolas para que no le entendiesen? Ha habido dos teorías que se han hecho clásicas para explicar estas duras palabras: teoría de la justicia: la parábola oculta la verdad para castigar la infidelidad del pueblo que ha rechazado la palabra de Dios cuando le era expuesta con toda claridad. Esta teoría va en contra de la naturaleza de las parábolas y en contra de la misión de Jesús. Teoría de la misericordia: la parábola no habla con claridad. Jesús recurre a ellas para mitigar la culpabilidad de los que no creían. Teoría injustificada desde las parábolas mismas, que son suficientemente claras. Además, en otras ocasiones, Jesús hablaba no sólo con claridad sino hasta con crudeza.
Para resolver el problema hay que contar con los elementos siguientes: a)el texto está fuera de lugar (lo demuestra el hecho elemental de ser preguntado Jesús por "las" parábolas, cuando en realidad no ha expuesto más que una); b)la expresión se refería originariamente a toda la enseñanza de Jesús, ya que el término "parábola", "mashal" en hebreo, puede significar tanto parábola como misterio, sentencia, enigma, proverbio, enseñanza; c)esta diversidad de significados hizo que, al traducir la palabra "mashal" al griego, y después a las demás lenguas, se convirtiese en "parábola"; d)el texto se halla traducido defectuosamente y reconstruyéndolo en su forma original aramea tendríamos lo siguiente: "a vosotros os ha sido dado a conocer el misterio del reino de Dios, pero a los de fuera todo les resulta misterioso".
A continuación viene la partícula final "para que"; pero esta partícula puede ser, además de final, consecutiva y entonces traduciríamos así: "de modo que se cumple la palabra de la Escritura" (a continuación viene la cita del profeta Isaías 6. 9-10). Quedan, por tanto, las últimas palabras, las más "escandalosas": "no sea que se conviertan...". Tendríamos aquí latente o subyacente la partícula aramea "dilema", que, además de los sentidos "para que no", "no sea que", tiene también este otro "sea, pues, que..." y en este sentido debe ser entendida aquí.
La conclusión que parece imponerse hoy es que la traducción del célebre y torturante texto debe ser la siguiente: "a vosotros os ha dado Dios a conocer el misterio del Reino; para los que están fuera todo es misterioso, de modo que -como está escrito- miran y no ven, oyen y no entienden; que se conviertan, pues, y Dios les perdonará". La solución de los que están fuera no es desesperada. Tienen todavía una oportunidad: que se conviertan.
Comentarios a la Biblia Liturgica NT, Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 1015

5.- Texto. En el contexto precedente Mateo remarca la línea divisoria entre sabios y entendidos por un lado y gente sencilla por otro.
Los primeros se perfilan ya como adversarios y los segundos como familiares. En este contexto introduce Mateo un tipo de enseñanza basada en la parábola. "Jesús comenzó a exponerles muchas cosas por medio de parábolas". Mejor traducción ésta que el "hablar mucho rato" de la traducción litúrgica. Las línea maestras del texto van más por el método de enseñanza empleado que por el contenido de la misma. Veamos. La parábola del sembrador termina con un lacónico "el que tenga oídos que oiga" (v.9). Esta frase está indicando que la parábola contada oculta tanto como desvela, si no más.
Ello motiva la pregunta de los discípulos: "¿Por qué hablas a la gente por medio de parábolas?" (v. 10). En los vs. 11-17 se da respuesta a esta pregunta. La respuesta deja en claro una cosa: las parábolas son un medio adecuado de no decir nada a quien no esté en disposición de escuchar y de decir mucho a quien esté en esa disposición. Por lo tanto, el recurso a la parábola lo entiende Mateo como una forma de remarcar la línea divisoria entre dos grupos. A un lado de la línea están los que no ven ni entienden; al otro, los discípulos, es decir, "todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mt 12, 50). Esta última cita de Mateo ayuda a aclarar el origen de la división. Esta no obedece a un decreto de Dios, sino a la decisión de las propias personas involucradas. Por aquí van los sorprendentes vs. 11 y 12. El v. 11 parece a primera vista estar formulado en el sentido de una división determinada por Dios.
Sirviéndose del recurso de la voz pasiva, este versículo afirma, en efecto, que es Dios quien concede o permite a unos conocer los secretos de su Reino y a otros no. Sin embargo, el v. 11 hay que leerlo a la luz del v. 12, el cual sirve de explicación a aquél. Lo que pasa es que la explicación está formulada en términos absolutamente chocantes y sorprendentes, muy en consonancia con el estilo oral, agresivo e hiriente, empleado frecuentemente por Jesús. "Al que tienen se le dará más todavía; al que no tiene se le quitará hasta lo poco que tiene". El problema nos surge por entender el verbo tener en sentido de poseer. Pero no es éste el sentido del verbo ni en la dinámica del texto ni en el contexto de Mateo. "Tener" tiene el sentido activo de "producir". "Al que produce se le dará; al que no produce, no". Así entendida la frase, se comprende perfectamente que el v. 11, del cual el 12 es explicación, no pueda entenderse en el sentido de decreto arbitrario de Dios.
El recurso, pues, a las parábolas marca en el Evangelio de Mateo la quiebra de un mundo religioso cerrado en sí mismo, el de los sabios y entendidos, y el surgimiento de una perspectiva abierta y universal, la representada por los discípulos o nueva familia de Jesús. De ahí la larga cita de Isaías, donde se habla del corazón embotado de este pueblo; de ahí también el realce del momento a través del v. 17: "Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver y oír lo que vosotros". Obsérvense las dos mismas denominaciones de profetas y justo que encontrábamos hace dos domingos en Mt. 10, 41 y que responden a categorías de personas cuyo alcance se nos escapa hoy.
El texto finaliza desvelando a los discípulos lo oculto de la parábola, y por consiguiente, lo que Mateo considera importante en la misma. Lo significativo está en los lugares receptores: vereda, pedregal, maleza, terreno fértil. Los tres primeros tienen en común su falta de productividad. Esto es precisamente lo que hay que evitar. La parábola del sembrador en la versión de Mateo es una invitación a ser terreno fértil. No importa la cantidad producida; eso depende de mil circunstancias e imponderables. Lo verdaderamente importante es el ser productivos.
Comentario. Dos aspectos resaltan con luz propia en el texto: la alegría y la invitación a hacer algo.
Alegría por los nuevos tiempos traídos por Jesús. El discípulo de Jesús está llamado a ser portavoz del cambio cualitativo aportado por Jesús y a vivir desde la alegría por ese camino. "Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen". Dios me libre de decir a nadie lo que tiene que hacer. Pero en nombre de Dios, que habla por el texto de hoy, sí que te digo: haz, actúa, sé productivo.
Alberto Benito, Dabar 1990/37



6. /Mt/13/10-17 Entre la parábola del sembrador (Mt 13, 1-9) dirigida a la muchedumbre (Mt 13, 3) y la explicación que de ella da a los discípulos (v. 11), Mateo inserta este pasaje manifiestamente adventicio y destinado a servir de transición. Pero los sinópticos, al tiempo que concuerdan en cuanto al contenido literal de la parábola y de su explicación, ponen de manifiesto una gran libertad en la redacción de esta transición (Mc 4, 10-13; Lc 8, 9-11). El núcleo del pasaje se halla localizado en el v. 11; el v. 12, sin duda un añadido tardío de Mateo (cf. Mc.4, 25), podría ser una restricción al versículo precedente a propósito de Judas (?). El v. 13 saca las conclusiones del v. 11, confirmadas aún más en la larga cita de Is 6, 9-10 (vv. 14-15).
Los vv. 16-17 son igualmente extraídos de otro contexto (Lc 10, 21-22). a) En la literatura judía, los de fuera es un término utilizado para designar a los gentiles (cf. 1 Cor 5, 12-13; 2 Cor 4, 16; Col 4, 5; 1 Tim 4, 2). Marcos le atribuye, sin embargo, otro sentido (Mc 4, 11), refiriéndose a aquellos que, en el momento en que Cristo habla "en casa" (Mc 3, 20) a sus apóstoles y discípulos, se encuentran "fuera" de ella (cf. M 3, 31), es decir, sus parientes y los fariseos (Mc 3, 22). Con la expresión los "de fuera", Marcos se estaría refiriendo a los mismos judíos, los cuales no podrán entrar en el Reino y convertirse (Mc 4, 12) sin que antes hayan depuesto su incredulidad.
b) El texto, en su totalidad, presenta una acusada mentalidad apocalíptica semejante a la del libro de Daniel. Como en el profeta (Dan 2, 47), también aquí parece la revelación en dos tiempos, "secreto" y "misterio", perfectamente marcados; el primero, mediante visiones y símbolos o parábolas; el segundo, mediante explicaciones. Finalmente, las sentencias subrayan el privilegio de los que pueden oir y comprenden las posibles aplicaciones del lenguaje parabólico. Mediante esta forma apocalíptica (véase Mt 11, 25), Mateo trataría de dar a la enseñanza parabólica de Jesús su significación de verdadera revelación procedente de lo alto.
c) En su extensa cita de Is 6, 9-10 (vv. 14-15), Mateo pretende hacer resaltar otra intención de Cristo. Jesús conoce su calidad de profeta y acepta las oposiciones y repulsas inherentes a este ministerio, dificultades a que se ha expuesto conscientemente con motivo de su enseñanza por medio de parábolas, trazando así la línea de demarcación entre fe e incredulidad. A Jesús no le extraña su falta de éxito; su actuación es conforme a las Escrituras y concretamente a Isaías. El mismo se encamina así hacia su Pasión. La cita de Is 6, 9-10 es, sin embargo, diferente en Mateo y en Marcos. Para este último, hablar en parábolas es un acto de Dios que, mediante este procedimiento, juzga y condena a los incrédulos. Las modificaciones aportadas por Mateo ("porque" en lugar de "para qué" y "no ven" en lugar de "ven y no conocen", en los vv. 12-13) ponen de manifiesto que la razón de hablar en parábolas no debe ser buscada en Dios, sino en las disposiciones hostiles del auditorio. Veamos en todo esto más un clima de pasión por parte del profeta que un auténtico juicio de Dios.
d) Al redactar este texto, Mateo bloquea las corrientes apocalíptica y profética, uniendo el optimismo de la primera ante los privilegios de los que reciben la revelación, al pesimismo de la segunda, con motivo del rechazo de que es objeto el profeta por parte de la mayoría. Hecho esto, confiere al conjunto un acento nuevo; el de la oposición entre creyentes y no-creyentes, oposición que se acentúa más aún cuando se descubre como algo evidente que es "secreto" de Dios, un misterio insondable suyo (corriente apocalíptica) el oponer aquellas dos categorías, mientras que el pensamiento de Jesús era distinto.
e) Mateo (como Mc 4, 1-34) escribe en un momento en que la Iglesia naciente está preocupada por la incredulidad de Israel. El cap. 13 responde a esta inquietud. Mc 4, 11-12 subraya que Jesús no revela su secreto más que a los discípulos y deja a las gentes de fuera en la ignorancia; y así, gracias a la enseñanza parabólica, establece una especie de juicio entre creyentes e incrédulos. Mateo soluciona el problema haciendo ver que, el no comprender la enseñanza de Cristo, si esa falta de comprensión es querida por Dios, no resulta de una decisión arbitraria, sino que es consecuencia de disposiciones espirituales insuficientes.
Cristo se pregunta sobre la significación del fracaso de su ministerio profético, y la conclusión que de ello saca es clara: la Pasión ha sentado ya plaza en su vida; la muerte se perfila al término de su misión, y esta prueba definitiva será la que dé el verdadero tono de su fidelidad.
La comunidad primitiva también se pregunta, a propósito de este mismo pasaje, sobre el fracaso que constituye para ella la negativa de Israel a admitirla en su fe en el Señor. En la apocalíptica judía encuentra la solución a esta angustia: es "secreto" de Dios el separar así a los hombres en creyentes y no creyentes, y el preparar de este modo el juicio de la humanidad.
También la Iglesia actual se pregunta sobre su aparente fracaso y sobre su creciente disminución en el mundo. Pero sabe guardarse muy bien de recurrir a la apocalíptica judía para dividir el mundo entre buenos e impíos, ya que la frontera entre el bien y el mal pasa a través de cada hombre. La única salida que le queda entonces es hacer suyo el punto de vista de Cristo. Porque aunque Cristo haya entrado en la gloria, no por eso la Iglesia quedará dispensada de la ley del fracaso y de la significación pascual del sufrimiento.
Maertens-Frisque,  Nueva Guia De La Asamblea Cristiana VI, Marova Madrid 1969.Pág. 189s



Jesús responde que Dios es "misterio": no es una realidad fácil de conocer. Dios no está a nivel de las cosas; se toca una piedra, se ve un árbol, se oye a un amigo. Dios no es de este orden.
El misterio de Dios no es una verdad que se impone a la inteligencia humana. Es un secreto, un misterio, que sólo se da a los que están dispuesto a escuchar. "Mirar sin ver y escuchar sin oír ni entender".
Esta es la segunda razón dada por Jesús. Si el misterio de Dios, es de por sí un secreto difícil de descubrir, es también verdad que muchos hombres son culpables de ni siquiera buscarlo.
¿Busco yo a Dios? "Ni entender con el corazón" En-tender, o sea tender en dirección de alguien. Ser fascinados por Dios. Tomar postura ante él. Dirigirse a él con todo el ser. Sólo entonces se está en disposición de oir y comprender. Primero se convierte uno, o sea, se vuelve hacia... se tiende hacia... y después se comprende.
Hasta humanamente, las mismas cosas son vistas y oídas, de distinta manera por varias personas. ·Scheler ha escrito que si atraviesan un bosque tres sujetos: un pintor, un botánico y un comerciante de maderas, uno habrá visto unas violetas y colores maravillosos (el pintor); otro habrá visto unos musgos diminutos y muy raros, que sólo existen en esa región (el botánico); otro habrá visto cuántos metros cúbicos de madera se pueden sacar por hectárea (el maderero).
"Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen". Debiéramos pedir esos ojos que ven y esos oídos que oyen. Ver con los ojos de la fe tantos acontecimientos de nuestra vida que solamente vemos con una mirada humana.
Toda nuestra vida es una parábola en la que Dios está escondido y desde donde nos habla. Uno puede quedarse en el interior de las cosas y de los acontecimientos, o bien, "ver" y "oír" a Dios en el centro de todas las situaciones humanas.
Creyente es el que ve y oye a Dios en las cosas vulgares -alegres o tristes- de cada día.



8.- Texto.El domingo pasado remarcaba Mateo una linea divisoria entre sabios y entendidos por un lado y gente sencilla por otro. En este contexto se abre la tercera compilación doctrinal del primer evangelio, caracterizada por las parábolas como vehículo de enseñanza.
El texto comienza con la exposición de la parábola del sembrador y finaliza con la aclaración de la misma. Entremedio se recoge una conversación de Jesús con sus discípulos acerca del método de enseñanza adoptado: ¿por qué hablas a la gente por medio de parábolas?
La respuesta de Jesús a esta pregunta deja en claro una cosa: las parábolas son un medio adecuado de no decir nada a quien no esté en disposición de escuchar y de decir a quien está en esa disposición. El recurso, pues a las parábolas es una forma de remarcar la linea divisoria entre los dos grupos arriba mencionados. A un lado de la línea están los que no ven ni entienden; al otro, los discípulos, es decir, todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mt. 12,50).
Esta cita de Mateo, tomada del contexto inmediatamente precedente al texto de hoy, ayuda a aclarar el origen de la división en dos grupos. Esta no obedece a un decreto de Dios, sino a la decisión de las propias personas involucradas. El v.11, en efecto, parece a primera vista estar formulado en el sentido de una división determinada por Dios. Este versículo, sin embargo, ha de leerse a la luz del 12: al que tiene se le dará más todavía; al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Esta formulación resulta chocante, pues tener suele entenderse en sentido de poseer. No existe, sin embargo, el sentido del verbo ni en la dinámica del texto ni en el contexto de Mateo. Tener tiene el sentido activo de PRODUCIR. Al que produce se le dará; al que no produce, no. Así entendida la frase, se comprende perfectamente que el v. 11 no deba interpretarse en el sentido de decreto arbitrario de Dios.
El recurso, pues, a las parábolas marca en el evangelio de Mateo la quiebra de un mundo religioso cerrado en sí mismo, el de los sabios y entendidos, y el surgimiento de una perspectiva abierta y universal, la representada por los discípulos o gente sencilla. De ahí la larga cita de Isaías hablando del corazón embotado. De ahí también el realce del momento en el v. 17: os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver y oír lo que vosotros.
El texto finaliza desvelando a los discípulos lo oculto de la parábola. Lo significativo en la misma son los lugares receptores: vereda, pedregal, maleza, terreno fértil. Los tres primeros tienen en común su falta de productividad, justamente lo que hay que evitar. En la versión de Mateo la parábola del sembrador quiere ser una invitación a ser terreno fértil. No importa la cantidad que se produzca; eso depende de mil circunstancias e imponderables. Lo verdaderamente importante es ser productivos.
Comentario.-Lo expuesto en el análisis del texto no dejar lugar a dudas al buen entendedor: menos palabras y más hechos. He aquí el santo y seña del buen discípulo. Junto a este aspecto esencial del texto, hay otro apenas mencionado en el análisis: alegría por los nuevos tiempos traídos por Jesús. El discípulo está llamado a ser portavoz del cambio cualitativo aportado por Jesús y a vivir desde la alegría de ese cambio.
Dabar 1993/37



9.- La presente parábola es la primera de una serie que recoge Mateo en el capítulo 13. Jesús la pronunció sin duda en un momento crítico y culminante de su vida pública, cuando comenzaba a concentrar su atención en los discípulos ante la creciente incredulidad del pueblo y el rechazo de los fariseos.
La parábola del sembrador experimentó una acomodación pastoral cuando los apóstoles la predicaron a la primitiva comunidad de Jesús. El comentario que sigue a la parábola y su interpretación en los v. 18 al 23 es el resultado de dicha adaptación.
El sentido de la parábola de Jesús es que, a pesar de las dificultades de la siembra, la cosecha está asegurada; es decir, que el Reino de Dios, iniciado en la persona de Jesús y proclamado por Jesús, es una fuerza viva que avanza irresistiblemente hacia su plenitud y gloriosa manifestación, hacia la cosecha final. La Palabra de Dios es como una semilla, pequeña en apariencia, pero llena de vida. No todos la escuchan y la albergan en su corazón; pero quienes la reciben con fe darán fruto.
Jesús no habla en parábolas para que no le entiendan; nadie habla en verdad para que no le entiendan. Esta sentencia (cf. 1,15) significa que la parábola esconde siempre un sentido profundo y sugiere la conveniencia de una seria meditación. Sobre todo, es una manera de provocar y de estimular la atención.
Eucaristía 1993/33



10.- Mateo recoge en el capítulo 13 siete parábolas sobre el Reino de Dios. Leemos la primera parte y su interpretación, separadas por una explicación sobre el porqué del lenguaje parabólico. A lo largo del capítulo se adivina fácilmente la mano del evangelista en la elaboración de los materiales de que dispone.
A menudo el evangelio según Mateo nos dice si Jesús está "en casa", donde habla privadamente con los discípulos, o bien si sale para encontrarse con la gente. En este caso, vemos que Jesús habla a la gente desde una barca, y no se dice que vuelva a casa hasta el versículo 36; pero, entre la parábola del sembrador y su explicación, Jesús habla privadamente a los discípulos, lo que no concuerda con el hilo de toda la narración. La parábola del sembrador apunta a lo que sucede en la acción de sembrar, teniendo en cuenta la manera cómo se hacía en tiempos de Jesús en Palestina: se araba después de sembrar. La parábola hace referencia al fracaso de la siembra (que se menciona tres veces y de manera progresiva) y, sobre todo, al éxito final, que es esplendoroso.
La explicación de la parábola, que seguramente no es original de Jesús, hace referencia más bien a la tierra que recibe la semilla, es decir, a las disposiciones de los que escuchan la palabra de Dios y a la acogida que le dan.
Entre la parábola y su explicación, Mateo ha inserido un fragmento sobre el porqué del lenguaje parabólico que Jesús utiliza. La parábola revela y esconde a la vez: todo depende de la sintonía y la disposición del que escucha. Una cita de Isaías sirve para mostrar lo que ha pasado realmente: algunos se han cerrado a la palabra de Jesús, mientras que otros (los discípulos) han hecho caso de ella. Quizá podríamos decir que los discípulos son el verdadero "resto de Israel" que ha sido fiel a la línea de los profetas y los justos que deseaban la manifestación de Dios.
Josep M. Grane, Misa Dominical 1994/09