martes, 26 de julio de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVIII TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 31 JULIO 2016

“¡INSENSATO!”


ORACION COLECTA

Oh Dios protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros el signo de tu misericordia para que bajo tu guía providente, de tal modo no sirvamos de los bienes pasajeros que podamos adherirnos a los eternos. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiastés 1,2; 2,21-23

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave desgracia. Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente. También esto es vanidad.

SALMO RESPONSORIAL (89)

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornen, hijos de Adán.». Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;  una vela nocturna. R.

Los siembras año por año,  como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana,  y por la tarde la siegan y se seca. R.

Enséñanos a calcular nuestros años,  para que adquiramos un corazón sensato.  Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?. Ten compasión de tus siervos. R.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,  y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor  y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,1-5.9-11

Ya que haN resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque han muerto, y su vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes aparecerán, juntamente con él, en gloria. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. No sigan engañándose unos a otros. Despójense del hombre viejo, con sus obras, y revístanse del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.».
Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre ustedes?»
Y dijo a la gente: «Miren: guarden de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.».
Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré?. No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.».

COMENTARIO

Oigo a este hombre que habla consigo a solas como si estuviera solo en el mundo y fuera el dueño absoluto de la vida: “Yo..... yo..... mis graneros... mi trigo... Amontonar, gozar largo tiempo de la vida, siempre”. Es un loco y me hace decir: ¡Materialista hasta el extremo!. Comer bien, beber bien, negarse a mirar un  poco más lejos. Aplaudo cuando Dios le grita: “¡Insensato!”, es verdad. Pero el mundo tal como se ha ido haciendo, esta famosa sociedad del consumo, ¿no produce acaso muchos locos de este tipo?. La “austeridad” occidental sigue siendo la abundancia, y yo no me libro de la búsqueda universal de seguridad y de confort. ¿Qué es lo que pienso? Salud, sueldo, la casa que arreglar, la tele que comprar, el auto, la subida de precios...
¿Malos pensamientos? Sí, me han arrinconando por completo cada vez más mis pensamientos de cristiano: amar a Dios, cambiar el mundo, darme a mis hermanos, dedicar tiempo a la oración. Somos un verdadero campo de batalla para esas dos clases de pensamientos, los generosos y los egoístas y los creyentes y los materialistas. Cuando el Señor nos ve metidos en proyectos en donde se trata tan solo de ambición y de pasarla bien, ¿cómo no nos va a gritar: “¡Insensato!”. Dichoso el que ha oído a tiempo este grito. Porque luego dice el evangelio: “Esta noche te van a reclamar la vida”. Quizás esto no nos impresiona porque son siempre los otros los que mueren. Además, de todas formas ¡hay que pasar por ahí!  Nos hemos dejado contaminar  - ¿y quién se ve totalmente a salvo? Por este fatalismo pagano, aceptemos un poco por nuestra cuenta el apóstrofe de Jesús: “¡Insensato!”.
Un hombre sensato, un cristiano, no puede vivir sin pensar que su vida encierra dos episodios: aquí abajo y la eternidad. Nuestra vida terrena decide nuestra vida eterna. Hay que estar realmente loco para no pensar más que en lo que va a perecer y no ocuparse de lo que va a durar. Se corre el peligro de morir como ese hombre que se jugaba la vida en sus graneros: “Eso le pasa al que amontona riqueza para sí y para Dios no es rico”. Esto nos lleva a la significación bíblica de la palabra insensato: “El insensato es el que se olvida de Dios”. Entonces, va perdiendo poco a poco lo que se gana de inteligencia en el trato con  Dios. Se hunde en el  materialismo y en el embarazo de todo lo que no podrá meter en su ataúd.
Pequeño sicodrama: me veo en una cama  del hospital a punto de morir.  Sólo se  lleva  el amor  realmente vivido, ese amor que va tejiendo poco a poco nuestro ser de eternidad. Oh Señor, haz que desde ahora sea avaro, no de posesiones, sino de amor.

PLEGARIA UNIVERSAL

Tu nos da todo lo que necesitamos solo tu mano nos sacia y nos da hartura de balde. Sabemos que junto a ti no nos faltara nada, por eso repetimos: Que nada nos aparte de ti.

1,.- Por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes,  quienes hacen posible tu presencia eucarística entre nosotros. Que nada nos aparte de ti.

2.- Por los dirigentes de las naciones, para qe contando con tu divina ayuda, conviertan su trabajo y su esfuerzo en bienestar de todos sus súbditos. Que nada nos aparte de ti.

3.- Por todos aquellos que tienen escasos recursos para vivir a fin de que, poniendo sus esfuerzos y sus esperanzas en ti, Señor, vean saciadas sus necesidades sobradamente. Que nada nos aparte de ti.

4.- Por aquellos cuya fe en ti, Señor, se debilita hasta casi desvanecerse, para que se reanime y fortalezca con la escucha frecuente de tu Palabra. Que nada nos aparte de ti.

Señor, tu que atendiste la oración de tu Hijo y multiplicaste por su acción los panes y los peces atiende también las suplicas que hoy te presentamos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe Señor las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad para que estos santos misterios, donde tu espíritu actúa eficazmente santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzcan a las alergias eternas. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Hemos recibido Señor, este sacramento memorial perpetuo de la Pasión de tu Hijo, concédenos que este don de su amor inefable nos aproveche para la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 01: Jr. 28, 1-17; Sal 118; Mt. 14, 13-21
Martes 02: Jr. 30, 1-2.12-15.18-22; Sal 101; Mt. 14, 22-36..
Miércoles 03: Jr. 31, 1-7; Jr. 31, 10.11-12ab; Mt. 15, 21-28
Jueves 04: Jr. 31, 31-34; Sal 50; Mt. 16, 13-23.
Viernes 05: Nah. 2, 1.3; 3, 1-3.6-7; Dt. 32, 35-36.39.41.; Mt. 16, 24-28.
Sábado 06: Da. 7, 9-10.13-14; Sal 96; Pe. 2, 16-19; Lc. 9, 28b-36.

Domingo 07:  Sab. 18, 6-9; Sal 32; Hb. 11, 1-2.8-19; Lc. 12, 32-48.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 12, 13-21

-Texto: lo configura una negativa de Jesús a dirimir un litigio de herencia (vs. 13-14), un aviso sobre la codicia (v.15) y una parábola (vs. 16-21). El litigio es la ocasión para el aviso: Guardaos de toda clase de codicia. La parábola trata de hacer ver la inutilidad de la codicia y, en una moraleja final, formula la actitud sensata: Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios. Una vez más nos hallamos ante un texto exclusivo de Lucas.
El litigio de herencia del que parte el texto de hoy me recuerda la obra de Hesíodo "Los trabajos y los días". El punto de partida de esta obra lo constituye un litigio semejante: Hesíodo ha sido desposeído por su hermano Perses. Esta evocación no pasaría de mera curiosidad anecdótica si no fuera porque Hesíodo representa, junto con Homero, el origen de la cultura europea escrita. Entre otras cosas, quiero decir con esto que nos hallamos ante un viejo problema humano. La cosa es muy triste, pero real.
A Hesíodo el litigio le sirve de pretexto para plantearse la cuestión general de las fuerzas que sustentan la existencia humana. Algo parecido hace Lucas cuando presenta a Jesús, prescindiendo del caso concreto y señalando a la codicia como motor del caso. Amasar riquezas para sí, afán de posesión exclusiva y excluyente. Esto es codicia. Ella es una de las fuerzas que sustentan la existencia humana. El análisis es muy triste, pero muy real. La parábola que sigue a este análisis nos hace ver, también de manera realista, lo absurdo e inútil de la codicia. ¿De qué nos sirve el acumular egoísticamente si resulta que morimos sin que esa acumulación, tan ansiosamente procurada, sea capaz de alargarnos, siquiera un minuto, nuestra querida vida? ¡Qué pobres desgraciado somos siendo acaparadores! Pero el texto de Lucas (¡qué gran psicólogo!) no se encierra en esta triste pobreza.
Se abre y nos abre a la esperanza, a la alegría, a la libertad. Nos abre a Dios. ¡Qué maravilloso es este Dios de Jesús! ¡Y qué increíble es Jesús!
ALBERTO BENITO, DABAR 1986, 41



2.- Sentido del texto. Jesús comienza no aceptando el papel de juez que toda autoridad religiosa podía ejercer en la sociedad judía. Hoy diríamos que Jesús aboga por la separación de lo judicial y de lo religioso.
¿Responde en él a un planteamiento explícito? El texto no dice nada al respecto. Es bien sabido que los evangelios no son fuentes en este sentido.
En cualquier caso, la actuación de Jesús es en sí misma una actuación concreta de separación de campos. Lo que a Jesús en realidad le interesa es la raíz generadora del conflicto. Lo importante es detectar y combatir la causa, el tratamiento en profundidad. ¿De qué serviría solucionar el caso concreto si no se ataca la raíz de la que pueden brotar otros mil casos más? Esta raíz es la codicia y constituye el tema central del texto. Con fina ironía y gran sentido común y del humor, Jesús hace ver lo absurdo y ridículo de una actitud que es incapaz de prolongar, siquiera un segundo, la propia vida.
Pero aún da un paso más Jesús. La codicia no sólo es incapaz de hacer vivir más o menos, sino que además incapacita para el desarrollo de las propias capacidades. Jesús resalta una fundamental: la capacidad de relación con Dios. Matando esta capacidad, la codicia mata al propio codicioso.
DABAR 1980, 42



3.- La parábola expone la relación que debe tener el hombre con las cosas, con el ser y el tener. En apariencia el rico se comporta como un administrador sabio y prudente, pero ser rico ante Dios significa buscar el reino de Dios, aceptar su voluntad, entrar en comunión con Cristo.
Las lecturas de hoy parecen indicar que el interés por mejorar las condiciones de vida no tiene sentido. No es este sentido. Sólo quieren llamar la atención sobre la ambigüedad de las cosas temporales y afirmar que sobre ellas no se puede fundar el sentido de la vida. Las grandes conquistas técnicas y científicas pueden dar al hombre un sentido de seguridad y autosuficiencia. Tomar conciencia de la fragilidad y relatividad de las cosas tiene mucha importancia a la hora de escoger una escala de valores.
PERE FRANQUESA, MISA DOMINICAL 1986, 15



4.- Los rabinos del tiempo de JC eran reclamados a menudo para dirimir, en función de jueces o de árbitros, cuestiones surgidas entre sus seguidores u otros conciudadanos. La Mishná (compendio de doctrina rabínica) contiene una sección sobre las herencias para orientar a los rabinos en las consultas que se les hacían. Pero aquí JC, a pesar de ser tenido a menudo como un rabino, no acepta realizar esta función: su misión es llamar a los hombres a seguir a Dios como único absoluto, y enseñarles a no poner su interés en el dinero ni en ninguna otra cosa.
J.- LLIGADAS, MISA DOMINICAL 1974, 18



5.- Lucas no condena a los ricos por ser ricos: el dinero ni es bueno ni es malo, como la electricidad. Solamente el uso que se haga de él puede ser bueno o malo.
Ahora bien: la equivocación del rico insensato está en servirse de sus riquezas como si estuviera él solo sobre la tierra. En las sesenta y cinco palabras que resumen sus declaraciones se encuentran catorce veces las palabras "yo" o "mío". Con otras palabras, el rico insensato, porque piensa que ha sido él solo por sí mismo quien adquirió las riquezas, como si no hubiera heredado nada de sus padres, como si no hubiera recibido nada a causa del trabajo de sus obreros. El es el único.
El está solo además en la explotación de sus bienes, hasta el punto de que su única preocupación es invertir nuevas riquezas para aumentar la plusvalía, sin darse cuenta de que los verdaderos graneros de sus cosechas deberían ser los estómagos vacíos de sus hermanos los hombres.
Esta actitud es insensata, porque no tiene en cuenta una profunda realidad: la interdependencia de todo hombre y toda nación con relación a los demás hombres y a las demás naciones. Esta actitud es insensata porque lleva a la Humanidad a la catástrofe, de los países pobres, cada vez más subdesarrollados, y también de los países ricos, cada vez más hartos de publicidad y de consumo. Es insensata porque es imposible estar con Dios en una situación tal de egoísmo y de alienación.
MAERTENS-FRISQUE, NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA V, MAROVA MADRID 1969.Pág. 235


jueves, 21 de julio de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVII TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 24 JULIO 2016

ENSÉÑANOS A ORAR

  
ORACION COLECTA

Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros el signo de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo no sirvamos de los bienes pasajeros,  que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 18,20-32

En aquellos días, el Señor dijo: «La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.».
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?».
El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.».
Abrahán respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?». Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.».
Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta.». Le respondió: «En atención a los cuarenta, no lo haré.».
Abrahán siguió: «Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?». Él respondió: «No lo haré, si encuentro allí treinta.».
Insistió Abrahán: «Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?».
Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré.». Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?». Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré.».

SALMO RESPONSORIAL (137)

Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti,  me postraré hacia tu santuarioR.

Daré gracias a tu nombre, por tu misericordia y tu lealtad. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. R.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,  y de lejos conoce al soberbio.  Cuando camino entre peligros, me conservas la vida;  extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo. R.

Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo:   Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2,12-14

Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estaban muertos por sus pecados, porque no estaban circuncidados; pero Dios les dio vida en él, perdonándoles todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.».
Él les dijo: «Cuando oren digan: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."».
Y les dijo: «Si alguno de ustedes tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y hallaran, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?. ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente?. ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?. Si ustedes, pues, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?».

COMENTARIO

Aun los comentaristas más críticos están de acuerdo con la autenticidad de la petición del discípulo a Jesús: "Enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos". Lucas recoge un modelo de oración con una interpelación inicial y cinco peticiones. Es importante observar que en las dos primeras se pide para el propio Padre interpelado. Tres veces al día rezaban los judíos. Sin duda, también Jesús así lo hacía, pero este tipo de concreciones debieron parecerle a Lucas tan poco significantes que prescindieron de ellas. Su interés no reside en el dónde ni en el cuándo de la oración, sino en el modo, en su aspecto. "Cuando oren, digan".
Ya la primera palabra marca esa idea: "Padre". Al rezar nos movemos, pues, en el mundo de la familiaridad y del cariño, no en el desconocimiento y el del miedo. Empezamos pidiendo no para nosotros, sino para ese Padre a quien acudimos. Sólo poetas y místicos son capaces de hacer las cosas de esta manera. Indudablemente nos hallamos muy lejos de la intocable y prepotente imagen de la divinidad que a menudo nos forjamos. "Santificado sea tu nombre, venga tu reino". Estas dos peticiones formulan necesidades de Dios. Son como peticiones a la recíproca, peticiones al que pide. El Padre nos pide que le reconozcamos,
que aceptemos su presencia. ¿No es acaso maravilloso que el modelo de oración no comience hablando de nuestras necesidades, sino de las del Padre?.  Las siguientes peticiones formulan necesidades nuestras: pan, perdón y fortaleza en la dificultad. Me atrevería a sugerir para la primera de ellas un matiz como de grito de urgencia: ¡Padre, que no nos falte el pan!, plantea la dificultad de hacer uso de un término inexistente en toda la literatura griega. ¿Se trata de pan del mañana o del pan suficiente?. Ambas alternativas son filológicamente posibles. Un grito que sigue temiendo la misma urgencia. Y tras el modelo de oración, la invitación a orar, basada en la certeza de ser oídos.
En realidad, es esta certeza la que Jesús quiere inculcar. Invita para ello a sus oyentes a imaginarse que son amigos de uno que viene a pedirles algo a una hora inoportuna. Más todavía: les invita a imaginar que un hijo suyo les pide algo. Y de esta segunda situación saca la conclusión. "¿Cuánto más su Padre celestial dará espíritu santo a quienes le piden?" Hay que reconocer que la expresión "Espíritu Santo" es sorprendente. En todo caso, se corresponde a las cosas buenas que los padres dan a sus hijos. Debería representar el conjunto de peticiones formuladas en el modelo de oración. Y en todo caso tiene que ser una realidad nueva que surge en nosotros al contacto con el Padre.

PLEGARIA UNIVERSAL

Padre, ante las prisas de este  mundo, todos buscamos la inmediatez, la pronta solución, pero tu Hijo nos invita a ser pacientes y perseverantes. Hoy nuestra plegaria gira en torno a esa necesidad. Así pus, repetimos: R. Señor,  haz que seamos perseverantes.

1.-  Por el Papa Francisco, los Obispos y los sacerdotes para que nunca se cansen de anunciar el Evangelio y para que la alegría de Cristo resucitado no cese de alimentar sus corazones. Señor,  haz que seamos perseverantes.

2.-  Por los gobiernos de las naciones, para que trabajen con ahínco y dedicación a sus gentes, siendo fieles a la misión de regir y buscar la prosperidad de todos. Señor,  haz que seamos perseverantes.

3.- Por todos los que sufren, para que el Señor les conceda la gracia de unirse a su cruz en estos momentos y transforme sus  sufrimientos en gotas de redención. Señor,  haz que seamos perseverantes.

4.- Por las familias, para que, ante las dificultades y problemas, que encuentran sean pacientes y constantes, confiados en ese amor que Cristo les tiene, y junto a Él ofrezcan sus sufrimientos para la gloria de Dios. Señor,  haz que seamos perseverantes.

Padre, despierta en nosotros esa ansia de seguir los pasos de tu Hijo y de perseverar en ese camino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad, para que estos santos misterios, donde tu Espíritu actúe eficazmente santifique los días de nuestra vida y nos conduzcan a las alegrías eternas. Por Jesucristo nuestros Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Hemos recibido, Señor, este sacramento memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo, concédenos que este don de su amor inefable nos aproveche para la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes: Hch. 4, 33, 5, 12.27-33; 12, 2; Sal 66; Cor. 4, 7-15; Mt. 20, 20-28.
Martes : Jer. 14, 17-22; Sal 78; Mt. 13, 36-43.
Miércoles: Jer. 15, 10.16-21; Sal 58; Mt. 13, 44-46.
Jueves :  Is. 9, 1-3.5-6; Sal 13; Fil. 4, 4-9; Lc. 1, 39-48.
Viernes : Jn. 4, 7-16; Sal 33; Jn. 11, 19-27.
Sábado : Jer. 26, 11-16.24; Sal  68; Mt. 14, 1-12.
Domingo :  Ecl. 1, 2; 2, 21-23; Sal 89; Col. 3, 1-5.9-11; Lc. 12, 13-21.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 11, 1-13
Par: Mt 6, 9-13   Mt 7, 7-11

1.- a) Al narrar esta parábola, Cristo quiso hacer una catequesis sobre la confianza en la oración (vv. 5-8). Encontraremos el texto original si presentamos los vv. 5-7 en forma interrogativa: ¿Quién de vosotros (fórmula a la que va unida automáticamente la respuesta :¡nadie!) si uno de sus amigos viene a buscarle a medianoche, le dice...?" Jesús tomaría a su auditorio como testigo. Quién va a pensar que un amigo no se levanta durante la noche, ya sea en nombre de la hospitalidad (v. 6), o para que le dejen en paz (v. 8), o incluso para no aparecer como poco cortés, y todo esto cualquiera que sean las molestias que le provoque el levantarse a una hora fuera de costumbre en una casa con una sola habitación y un lecho común (v. 7). ¡Tal actitud sería inimaginable! La conclusión cae por su peso: ¡si esto es inimaginable en un amigo, a fortiori lo es en el caso de Dios! No se trata, pues, como a menudo se dice, del amigo importuno, sino más bien del amigo importunado: el personaje principal no es el que llama a la puerta y pide pan, sino el que se encuentra en la casa. Los vv. 11-13 prolongan perfectamente la enseñanza de la parábola: también se toma como testigo al auditorio al hablar de lo impensable que resultaría tal actitud negativa. Si el padre de familia no puede negar realmente el pan que le piden sus hijos, Dios puede todavía menos hacer una cosa. Lucas modifica además uno de los miembros de la frase y reemplaza los "bienes" dados por Dios a aquellos que se los piden, por "el Espíritu". El evangelista refleja aquí, sin duda, la mentalidad de las comunidades primitivas que estaban seguras de vivir en el final de los tiempos y estaban intranquilas, por consiguiente, al no beneficiarse de las bendiciones y de la felicidad prometida por los profetas.
b) ORA/PERSEVERANCIA: Lucas, sin embargo, no comprendió perfectamente la parábola del Señor: ha transformado el primer miembro de tal manera (v. 7), que la frase "quien de entre vosotros..." no designa ya al amigo que está en la casa, sino al pedigüeño a quien, más o menos, se despide. Con este procedimiento, Lucas hace casi como un doble de la parábola del juez inicuo (Lc 18, 1-8). De golpe, la atención pasa desde el amigo importunado al amigo importuno.
Este necesitará mucha paciencia y perseverancia. Pero que no dude de que, insistiendo en llamar a la puerta, al final le abrirán.
Los vv. 9-10, que constituyen el comentario primitivo a la parábola, confirman este punto de vista: "pedid pan, al final os lo darán". El mendigo es terco. No cesa de llamar mientras es rechazado y consigue siempre que sus semejantes, por muy perversos que sean, atiendan su petición. A fortiori, en el caso de Dios, que es bueno, vuestra perseverancia os hará conseguir lo que pedís.
Lucas defiende, por tanto, un punto de vista optimista de la oración: esta será oída por poco que se insista en pedir, pero, sobre todo, porque Dios es bueno. Sin embargo, falta un elemento importante a esta doctrina sobre la oración: la eficacia de esta no es solamente el fruto de una insistencia terca, sino que es el resultado de la mediación de Cristo. Bajo este punto de vista, la doctrina de Jn 16, 23-26, que se inspira con toda seguridad en el pasaje de Lucas, va mucho más lejos y sitúa justamente en el centro de la oración cristiana el papel que juega la intercesión única del Señor. Precisamente la lectura del Antiguo Testamento en este ciclo (Gén 18, 20-33) insiste en esta intercesión y completa así armoniosamente la enseñanza del Evangelio.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA V
MAROVA MADRID 1969.Pág. 210



2. PATER
Texto. En la perspectiva del camino Lucas prescinde una vez más de intereses localistas para centrarse en el tema de la oración. La ocasión es la oración del propio Jesús, una situación ya habitual (véase Lc. 3, 21; 6, 12; 9, 18.29), y el motivo, la petición de sus discípulos, deseosos de tener su propia plegaria a semejanza de los seguidores del Bautista. Parece evidente que Lucas quiere ofrecer el modelo de toda oración cristiana. Así lo confirman las palabras introductorias de Jesús: cuando oréis, decid.
El modelo consta de los siguientes elementos: una invocación (¡Padre!), dos deseos y tres peticiones. La invocación es típica de Jesús y carece de paralelos en la tradición del judaísmo precristiano. Expresa intimidad, cercanía, confianza. Por su sencillez y limpieza contrasta con las recargadas formulaciones de muchas oraciones judías.
Los dos deseos se refieren al Padre. El primero de ellos, santificado sea tu nombre, expresa el deseo de un reconocimiento, de que Dios sea conocido por los hombres en cuanto Padre. El segundo, venga tu reino, expresa en el fondo lo mismo que el anterior, esta vez bajo la perspectiva activa del Padre que se revela y se manifiesta. El cristiano aspira y pide al Padre que esta manifestación sea lo más plena y absoluta posible.
La primera petición, danos cada día nuestro pan del mañana, plantea un problema en razón de que el texto original emplea un termino al parecer totalmente desconocido tanto en el resto de la literatura griega como en el lenguaje corriente. La traducción litúrgica ha optado por una interpretación de perspectiva escatológica, la cual, tal vez, no es la más acorde con las preocupaciones de Lucas, interesado más bien en los avatares de la existencia cotidiana. Por eso mismo son preferibles una de las dos siguientes interpretaciones: danos cada día la ración de pan correspondiente a cada día (Juan Crisóstomo); danos cada día el pan necesario para la existencia (Orígenes). El cristiano pide al Padre que socorra sus necesidades diarias de sustento.
En la segunda petición el cristiano implora el perdón del Padre, ya que el pecado es una realidad esencialmente humana. A la petición se añade la frase explicativa porque también nosotros perdonamos. No es una exigencia o una condición, expresa sencillamente el convencimiento de que no se puede esperar el perdón del padre si se rehúsa el perdón humano.
En la tercera petición el cristiano ruega al padre que no lo enfrente con situaciones en las que pueda peligrar su actitud de entrega y de confianza en El. La tentación de que aquí se habla no es tanto de naturaleza moral cuanto de actitud en la vida. La tentación en cuanto posibilidad de vivir la vida sin contar para nada con el Padre.
El modelo de la oración cristiana constituye la primera parte del texto de hoy. La segunda es una composición de Lucas. Comienza con una parábola tomada de las costumbres de Palestina. Un viajero que, para evitar el calor del día, hace el viaje de noche y llega a casa de un amigo suyo, sin avisarle previamente de su llegada. A esas horas tan intempestivas, el dueño de la casa descubre que no tiene nada que ofrecerle; su despensa está vacía, las tiendas cerradas y no habrá pan fresco hasta la mañana siguiente. Pero el deber de hospitalidad es imperioso. ¿Qué hacer entonces? Acude a casa de un vecino suyo. Este aduce la imposibilidad de atenderle, puesto que levantarse y descorrer los cerrojos significaría molestar a todos los miembros de la familia que duermen en la única habitación de que consta la casa. Pero el otro insiste e insiste hasta que su insistencia logra el objetivo.
En la composición de Lucas esta parábola no se relaciona con lo anterior (el modelo de oración cristiana), sino con lo siguiente, y sirve para ejemplificar la insistencia con la que el cristiano tiene que dirigirse al Padre pidiéndole espíritu santo, a sabiendas de que esa insistencia logrará su objetivo. La composición de Lucas en la segunda parte del texto es, pues, la siguiente: parábola de la petición insistente (vs. 5-8); aplicación de la parábola al caso cristiano (vs. 9-13). Esta composición nos da el siguiente desarrollo de pensamiento: así como el hombre, por su insistencia, obtuvo de su amigo el pan que le pedía, así también el cristiano, por su insistencia, obtendrá del Padre el espíritu que le pide. El hombre de la parábola necesitaba pan; el cristiano necesita espíritu santo, en la línea de Ezequiel 36, 26: "Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu y haré que caminéis según mis preceptos y que pongáis por obra mis mandamientos". A este espíritu se refiere Jesús cuando dice: "Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá".
Una vez más encontramos en los vs. 9-13 el lenguaje directo, incisivo, gráfico, agresivo incluso. Todo ello al servicio de inculcar al cristiano la enorme necesidad que tiene de estar poseído por el espíritu del Padre.
Comentario.
¡Padre!
Que los hermanos te reconozcamos como Padre nuestro.
Manifiéstate como Tú eres.
Que nadie pasemos hambre.
Perdónanos.
Que no caigamos en la tentación de vivir la vida sin contar contigo.
Y, sobre todo, infunde en nosotros el espíritu que tú tienes.
ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 39



3.- Texto. Comienza sin indicación de lugar ni de tiempo. Aun los comentaristas más críticos están de acuerdo con la autenticidad de la petición del discípulo a Jesús: "Enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos". Lucas recoge un modelo de oración con una interpelación inicial y cinco peticiones. Es importante observar que en las dos primeras se pide para el propio Padre interpelado. La tercera, referida al pan, plantea la dificultad de hacer uso de un término inexistente en toda la literatura griega. ¿Se trata de pan del mañana o del pan suficiente? Ambas alternativas son filológicamente posibles.
Tras el modelo de plegaria recoge Lucas una amplia invitación de Jesús a orar. Los dos puntos clave en esta invitación son los vs. 8 y 13. En ambos emerge el futuro "dará" como futuro cierto. "Al menos por la importunidad le dará cuanto necesite (v. 8). ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará espíritu santo a los que le piden?". Observarás que he escrito espíritu santo sin artículo y con minúscula. Creo que respeta mejor el texto original que la personalización operada por la traducción litúrgica.
Comentario. Tres veces al día rezaban los judíos. Sin duda, también Jesús así lo hacía, pero este tipo de concreciones debieron parecerle a Lucas tan poco significantes que prescindió de ellas. Su interés no reside en el dónde ni en el cuándo de la oración, sino en el modo, en su talante. "Cuando oréis, decid".
Ya la primera palabra marca ese talante: "Padre". Al rezar nos movemos, pues, en el mundo de la familiaridad y del cariño, no en el desconocimiento y el del miedo. Empezamos pidiendo no para nosotros, sino para ese Padre a quien acudimos. Sólo poetas y místicos son capaces de hacer las cosas de esta manera.
Indudablemente nos hallamos muy lejos de la intocable y prepotente imagen de la divinidad que a menudo nos forjamos.
"Santificado sea tu nombre, venga tu reino". Estas dos peticiones formulan necesidades de Dios. Son como peticiones a la recíproca, peticiones al que pide. El Padre nos pide que le reconozcamos, que aceptemos su presencia. ¿No es acaso maravilloso que el modelo de oración no comience hablando de nuestras necesidades, sino de las del Padre? Las siguientes peticiones formulan necesidades nuestras: pan, perdón y fortaleza en la dificultad. Me atrevo a sugerir para la primera de ellas un matiz como de grito de urgencia: ¡Padre, que no nos falte el pan! La sugerencia se basa en la insólita palabras griega a la que me he referido en el apartado texto. Un grito que sigue temiendo la misma urgencia. Y tras el modelo de oración, la invitación a orar, basada en la certeza de ser oídos. En realidad, es esta certeza la que Jesús quiere inculcar. Invita para ello a sus oyentes a imaginarse que son amigos de uno que viene a pedirles algo a una hora inoportuna. Más todavía: les invita a imaginar que un hijo suyo les pide algo. Y de esta segunda situación saca la conclusión.
"¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará espíritu santo a quienes le piden?" Hay que reconocer que la expresión "espíritu santo" es sorprendente. En todo caso, se corresponde a las cosas buenas que los padres dan a sus hijos. Debería representar el conjunto de peticiones formuladas en el modelo de oración. Y en todo caso tiene que ser una realidad nueva que surge en nosotros al contacto con el Padre.
A.- BENITO
DABAR 1986, 40



4.. Respondiendo a uno de sus discípulos, Jesús nos enseña cómo debemos dirigirnos al Padre y qué es lo que tenemos que pedirle en nuestras oraciones.
Nosotros rezamos el "Padrenuestro" según la versión de Mateo (/Mt/06/09-13), que es más originaria. Esta versión de Lucas difiere en algunos puntos. Omite la tercera y la séptima petición, aunque pueden hallarse de modo implícito en las peticiones segunda y sexta respectivamente. La invocación inicial, "Padre", en Mateo aparece adjetivada "Padre nuestro que estás en los cielos". Ambos evangelistas escriben "danos hoy el pan de mañana", a diferencia de lo que pedimos nosotros: "el pan nuestro de cada día dánosle hoy". Ahora bien, "el pan de mañana" significa tanto como "pan del cielo" o "pan de vida", por lo que esta petición se refiere también al reino de Dios.
Conviene advertir que Jesús no ora nunca diciendo "Padre nuestro" sino simplemente "Padre" o "Padre mío". Jesús no es hijo de Dios como podemos serlo nosotros, sino de un modo peculiarísimo e incomunicable, porque es el Hijo. En segundo lugar, que Jesús nos enseña a orar dirigiéndonos al Padre. Por eso la oración de la iglesia, la liturgia, se dirige habitualmente al Padre, raras veces al Espíritu Santo o al Hijo y nunca a los santos. Si el Hijo es el que nos congrega en torno a su persona y el Espíritu la fuerza que anima esa comunión de vida en Jesucristo, el Padre es el "Tú" de todos nosotros, ante quien comparecemos y a quien tenemos acceso por Jesucristo. Nuestro Señor.
La parábola quiere mostrar únicamente la eficacia de la oración dirigida al Padre. No debemos entenderla como si una petición repetida hasta la saciedad doblegara, por ello mismo, la voluntad de Dios y lo pusiera a nuestra disposición. Dios sigue siendo Dios por encima de la oración del hombre, siempre soberanamente libre. pero la insistencia en la oración, la oración continuada, es una señal de una buena oración, de una fe y de una esperanza que son don de Dios. Y si Dios nos concede ese modo de orar, también nos dará lo que le pidamos.
La oración es eficaz por la bondad del Padre, no por nuestra insistencia o por nuestros méritos. Si ya los hombres, siendo malos como son, no engañan a sus hijos y les dan lo que les piden, con mayor razón el Padre dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. La conclusión nos desconcierta un poco, pues a partir del ejemplo cabía esperar que se dijera que también Dios concede a sus hijos todo lo que éstos le piden y no acabar diciendo que nos concede el Espíritu Santo. No obstante, el Espíritu es el don por antonomasia y el principio de todos los dones, porque es prenda de vida eterna, y ¿qué otra cosa pide el hombre, cuando pide cualquier cosa, que no sea la vida eterna? Pedimos pan, pero lo que deseamos de verdad no es el pan de cada día sino "el pan de vida", es decir, la vida en su plenitud. La oración constante es ya una prueba de que el Padre nos concede el Espíritu Santo y con él la vida eterna. Porque es el mismo Espíritu, que habita en nuestros corazones, el que nos anima a decir confiadamente: "Padre nuestro" (Rm 8, 15).
EUCARISTÍA 1986, 36



5.- La oración acude espontáneamente al corazón del hombre, y las diferentes religiones la han organizado de forma que pueda tener la mayor eficacia posible: disciplina y horario, contenido y actitud.
Pues bien: Jesús rompe con ese concepto de la oración. El hecho de que sea un sentimiento válido del hombre no la justifica sin más delante de Dios que sabe muy bien qué es lo que necesitamos (v.9) y no espera a que se lo pidamos para concedérnoslo. El cristiano no ora tan sólo porque sienta necesidad de hacerlo, sino porque Cristo le ha dicho que lo haga, porque está en comunión con él y con su Padre. La condición esencial de la oración, es pues, la obediencia y la fe que permiten estar unido al Padre (v. 6); no es ya una cuestión de actitudes o de contenido sino de confianza íntima y desinteresada que no depende, en última instancia, ni de la calle ni de la habitación, ni de oraciones cortas o largas, ni del individuo ni de la comunidad, sino tan sólo de la convicción de tener un Padre y de la obediencia a Cristo que nos dice que le hablemos en su nombre.
"Padre nuestro". Santa Teresa escribe que le bastaban estas dos palabras para hacer una larga oración... un Dios Padre... un Dios que nos ama.
"Que estás en los cielos". No es un lugar. Quiere decir que Dios está por encima de todas las cosas terrenas, más allá de nuestro mundo visible. El mundo no es una parte de Dios. Dios es un ser completamente distinto. La proximidad filial al Padre nunca pierde el profundo respeto. A este Dios santo, que es el totalmente Otro, cuya grandeza no podemos imaginar, le podemos llamar Padre.
"Santificado sea tu nombre". El nombre se identifica con la persona. Este Dios inalcanzable se ha dado a conocer. Pedimos que se manifieste, se dé a conocer cada vez más y cumpla sus promesas. Las dos peticiones siguientes insisten en la misma idea.



6.. Lucas aborda en este texto una temática tan querida para él como es la oración. El modelo escogido es ni más ni menos que el propio Jesús, cuyo estar en oración es una invitación y un estímulo para sus seguidores.
Lucas transmite, además, un modelo de oración, que consta de una invocación (¡Padre!), dos deseos y tres peticiones.
La invocación para dirigirse a Dios es exclusiva de Jesús dentro del judaísmo precristiano. Una novedad que introduce al orante en una cercanía e intimidad con Dios absolutamente insospechadas.
Los dos deseos, mutuamente complementarios, tienen al Padre como beneficiario de los mismos. Ambos nacen de lo más íntimo del corazón. Los hijos anhelan ardientemente el reconocimiento de su Padre; que sea conocido, amado y honrado por todos (santificado sea tu nombre, en formulación típicamente judía.). Anhelan también que este reconocimiento tenga su expresión en un nuevo orden del mundo (venga tu reino, formulación también típicamente judía).
Las tres peticiones están formuladas en primera persona del plural y sus beneficiarios son los propios peticionarios. El empleo del plural apunta a un ambiente comunitario de oración, en el que al Padre se le pide pan, perdón y fuerza para no sucumbir en las situaciones en las que pueda peligrar la actitud de entrega y de confianza en El. Lucas completa el tratamiento del tema con una exhortación de Jesús basada en la doble analogía de lo que sucede entre amigos y entre padres e hijos. Los oyentes conocen ambas situaciones y Jesús les invita a revivirlas y a trasladarlas a sus relaciones con el Padre. Como amigos no tienen reparo alguno en acudir al amigo, sea la hora que sea; como padres dan lo mejor a sus hijos.
En la primera analogía entre amigos hay un dato importante en la misma que suele pasarse por alto y que, sin embargo, es central: el amigo acude a su amigo en favor de un tercero. Este dato debe ser incorporado a la hora de trasponer la analogía a las relaciones con el Padre y de interpretar una frase como "pedid y Dios os dará" (la construcción sintáctica "se os dará" evita pronunciar, por respeto, el nombre de Dios). La insistencia en acudir al Padre deberá tener en cuenta el beneficio de los demás.
En la segunda analogía entre padres e hijos habla Jesús de "espíritu santo" para expresar lo que el Padre da a quienes acuden a El. La expresión, que en el original griego carece de artículo, remite al modo de ser de Dios y designa algo así como el talante divino.
Comentario. Interesado como está Lucas en desglosar facetas del caminar cristiano, no podía menos que abordar explícitamente una que impregna silenciosamente todos y cada uno de los pasos del caminante cristiano: su relación con el invisible ser querido. Una relación a la que tanto Lucas como nosotros designamos con la palabra oración.
Hoy como ayer hay que seguir formulando al Maestro la misma petición: enséñanos a orar. Porque hoy como ayer no sabemos probablemente hacerlo. Y no porque desconozcamos el modelo de oración, siempre nuevo y fascinante, sino porque somos indómitamente interesados en nuestra oración.
Se impone un cambio de talante y pedir al Padre que nos conceda siquiera algo de su espíritu, a fin de ser unas personas nuevas, capaces de algo más que de estar preocupados de nuestros propios problemas. Cuando el espíritu del Padre entra en una persona, deja de ser problema en ella lo que hasta entonces era un mundo que se le echaba encima.
A.- BENITO
DABAR 1992, 39



7. Lucas presenta a Jesús, una vez más, orando. Al terminar su oración, un discípulo le pide que les enseñe a orar. La razón parece ser para que puedan tener una plegaria que les identifique como grupo, tal como, por lo que dice el discípulo, tenían los seguidores de Juan Bautista. La respuesta de Jesús: "Cuando oréis, decid", o bien, "Siempre que oréis", hace pensar que Lucas presenta el "Padrenuestro" como el modelo de toda plegaria del cristiano.
"¡Padre!" Esta manera tan sencilla de dirigirse a Dios contrasta con el barroquismo de títulos que se dan a Dios al inicio de muchas plegarias judías. Detrás de la palabra griega hay, con toda seguridad, el arameo "abba", que nos han conservado Marcos y Pablo. Tratar a Dios como Padre implica una proximidad cordial y una conciencia de filiación, que comporta la conciencia de fraternidad. De hecho, las tres peticiones de la segunda parte son en primera personal del plural: el contexto comunitario, pues, es evidente.
Siguen después dos deseos: "santificado sea tu nombre", "venga tu reino". En el primero, resuena la profecía de Ezequiel, según la cual Dios mismo mostrará la santidad de su nombre a todas las naciones cuando establezca la nueva alianza con su pueblo, cuando les dé un corazón nuevo y un espíritu nuevo. La consecuencia es que el pueblo también tiene que ser santo. El segundo deseo hace referencia a las ganas de que cada día más nuestro mundo y la humanidad sean lo que Dios quiere que sean.
La primera petición es sobre las necesidades cotidianas de subsistencia; pero la referencia al pan también hace pensar en la eucaristía como alimento necesario para la vida del cristiano. La segunda, sobre la necesidad del perdón, va acompañada de una explicación: la comunidad cristiana también perdona. La tercera muestra la conciencia de fragilidad: es posible perder la actitud de confianza total hacia el Padre.
Jesús continúa con una parábola, que sólo encontramos en Lucas, y que subraya sobre todo la insistencia en cómo hay que orar, un tema que Lucas repite en la parábola del juez inicuo (Lc 18,1-8). Algunos opinan que el personaje central de la parábola originalmente era el amigo que se levanta a dar los panes, y se refiere a la manera de ser de Dios: es inconcebible que Dios no atienda a las necesidades del que ora. Pero, tal como la narra Lucas, el personaje central es el amigo que va a pedir y se refiere a la súplica insistente. Todavía continúa Jesús con una especie de máximas de sabiduría popular que insisten en la perseverancia en la oración: Dios no puede dejar de escuchar. Dios es muchísimo más bueno que los padres buenos de la tierra. Por eso, no sólo da "cosas buenas" a los que se las piden: les da lo mejor, ¡les da el mismo Espíritu Santo!.
J. M. GRANE
MISA DOMINICAL 1992, 10



miércoles, 13 de julio de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVI TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 17 JULIO 2016

“MARTHA LA RECIBIÓ EN SU CASA. MARÍA HA ESCOGIDO LA PARTE MEJOR”


ORACION COLECTA

Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos los dones de tu gracia, para que encendidos de fe, esperanza y caridad perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 18,1-10a

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él.
Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: «Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que se laven los pies y descansen junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que han pasado junto a su siervo.».
Contestaron: «Bien, haz lo que dices.».
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.».
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?».
Contestó: «Aquí, en la tienda.».
Añadió uno: «Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.».

SALMO RESPONSORIAL (14)

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu casa?

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo  ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R.

El que no presta dinero a usura  ni acepta soborno contra el inocente.  El que así obra nunca fallaráR.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1,24-28

Ahora me alegro de sufrir por ustedes: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciar a ustedes su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para ustedes la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.».
Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.».

COMENTARIO

El evangelio de este domingo recoge un incidente doméstico entre las hermanas Marta y María. Lucas es el único evangelista que habla de él, tal vez por su tendencia a dar entrada en su obra a personajes femeninos. El incidente le sirve para resaltar la necesidad de escuchar la palabra de Jesús.
Este texto despierta siempre una corriente de simpatía y de solidaridad con Marta. ¿Acaso no tiene razón al quejarse a Jesús por el comportamiento de su hermana María? ¿Acaso no es injusto Jesús con Marta echándole en cara sus desvelos y trabajos precisamente cuando él está disfrutando de ellos gracias a la hospitalidad que ella le ha ofrecido? Pero enseguida me doy cuenta de que éstas no son las preguntas adecuadas en un texto en el que Lucas no ha querido escribir la crónica de un incidente. Lucas quiere, sencillamente, inculcar en el lector la necesidad de una actitud de escucha, de abertura, cargada de esperanza, a aquél que es la respuesta del Padre.
Se trata de una temática habitual en el tercer Evangelio, en el que, ya en sus comienzos, se describe a María, la madre de Jesús, como prototipo de escucha reflexiva. Léanse los vs. 19 y 51 del cap. 2. Marta es reprendida por Jesús debido al exclusivismo que se encierra en su queja. A la queja de Marta le sucede lo que tantas veces sucede en nuestras afirmaciones: que fallan no por lo que dicen, sino por lo que niegan o silencian. Lo que la queja de Marta niega o silencia es la actitud reposada de escucha de la Palabra. Y es esta actitud la que Jesús quiere reivindicar cuando le dice a Marta que anda nerviosa e inquieta con muchas cosas siendo así que sólo una es necesaria, la que precisamente está haciendo su hermana María: escuchar.
Y aquí debería terminar el comentario de no ser por una sub-interpretación que se ha colado con demasiada frecuencia: preeminencia de la vida contemplativa sobre la activa y calificación sólo de la primera como de estado de perfección. El apoyo quiere verse en las últimas palabras de Jesús: María ha escogido la mejor parte. ¿De dónde ha salido el comparativo mejor? El texto original no compara, simplemente reivindica lo que se quiere negar: María ha escogido la parte buena. No olvidemos que se trata de un diálogo, con todo el colorido y la riqueza de matices que tienen siempre los diálogos. Jesús le dice a Marta que su hermana está en la dirección buena. Y nada más. Es decir, no opone la contemplación a la acción, ni dice que la contemplación sea más perfecta que la acción. Pienso en tantas Martas que trabajan duro gracias a su actitud contemplativa y de escucha, pero a las que, en base al texto de hoy, se las discrimina y desclasa. Mi simpatía y admiración por ellas, en nombre precisamente de este texto. Ellas son a la vez María y Marta

PLEGARIA UNIVERSAL
En estos momentos de oración, traemos ante nuestro Padre celestial todas las necesidades de su Iglesia y del mundo. A cada invocación diremos: R. Señor, hazte presente en nuestra vida.

1.- Poe la Iglesia, el Papa Francisco, el colegio apostólico, los sacerdotes y los laicos, para que, siendo fieles a su vocación de hijos de Dios, sean luz para el mundo. Señor, hazte presente en nuestra vida

2.-  Por los gobiernos de las naciones,  para que -  como Martha -  estén atentos a socorrer las naciones de sus ciudadanos. Señor, hazte presente en nuestra vida.

3.- Por todos los que sufren, para que unan con fe ese sufrimiento al de Cristo  encontrando en El alivio y consuelo. Señor, hazte presente en nuestra vida.

4.- Por todos los que tienen que  marchar lejos de sus hogares, para que encuentren personas  acogedoras que les tiendan una mano y faciliten su integración en los nuevos lugares de destino. Señor, hazte presente en nuestra vida.

5.- Por las amas de casa, para que cada una de ellas, a la vez que dedica tiempo a las tareas domésticas como Martha, tenga la posibilidad de descansar escuchando y contemplando a Jesús como María. Señor, hazte presente en nuestra vida.

Padre celestial, en este tiempo de fiesta, hazte más presente en nuestras vidas para que así podamos caminar siempre junto a Cristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Oh Dios, que has llevado a la perfección del sacrificio único los diferentes sacrificios de la Antigua Alianza, recibe y santifica las ofrendas de tus fieles, como bendijiste la de Abel, para que la oblación que ofrece cada uno de nosotros en honor de tu nombre sirva para la salvación de todos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Muéstrate propicio a tu Pueblo, Señor, y a quienes has iniciado en los misterios del reino, concédeles abandonar el pecado y pasar a una vida nueva. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 18: Mi 6, 1-4.6-8; Sal 49; Mt. 12, 38-42.
Martes19: Mi. 7, 14-15.18-20; Sal 84; Mt. 12, 46-50.
Miércoles 20: Jer. 1, 1.4-10; Sal 70; Mt. 13, 1-9.
Jueves21: Jer. 2, 1-3.7-8.12-13; Sal 35; Mt. 13, 10-17.
Viernes22: Cant. 3, 1-4ª; Sal 62; Jn. 20, 1.11-18.
Sábado23: Jer. 7, 1-11; Sal 83; Mt. 13, 24-30.
Domingo 24: Gen 18, 20-32; Sal 137; Col. 2, 12-14; Lc. 11, 1-13



COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 10. 38-42


Texto. La habitual fórmula inicial litúrgica no debe impedirnos perder la perspectiva de camino hacia Jerusalén, en que Lucas sitúa expresamente el texto. Fuera de esta perspectiva el autor no tiene intereses localistas. Su atención se fija en dos mujeres, Marta y María. Todo intento de ulterior identificación de las mismas sería una distracción y un alejarse del texto. Sí, en cambio, debe resaltarse el hecho, porque probablemente no era normal en aquel entonces que las mujeres tomasen la iniciativa en ofrecer a los hombres su hospitalidad. Aún más, Jesús aparece como teniendo con Marta y María una gran confianza. Tanto la exigencia de Marta como la réplica de Jesús revelan una gran familiaridad y una amistad cordial. El hecho viene a confirmar el intencionado protagonismo que Lucas confiere a la mujer, en claro contraste con la mentalidad y las estructuras sociales de la época. Pero aún hay más en el texto de hoy. Lucas presenta a María en la postura clásica del discípulo, es decir, sentada a los pies del maestro. Contrastando con esta presentación, un dicho judío de la época rezaba así: El que enseña la Torá a una mujer le enseña necedades.
Pero todavía hay más en el texto de hoy. Lucas hace de María un modelo de discípulo de Jesús en razón de la escucha de la palabra: éste es el objetivo central del texto, lo que Lucas quiere inculcar en sus lectores. La temática no es nueva. Ha aparecido ya en Lc. 6, 46-49, en Lc. 8,15 y 8,21. En estos textos se habla de escuchar y de poner en práctica lo escuchado. Hoy se insiste sólo en lo primero, en la escucha, a la que se califica de parte mejor y de la que no se puede prescindir si se quiere ser discípulo de Jesús.
¿La parte mejor por contraposición a otra peor, que sería la escogida por Marta? Aparentemente esto es lo que se deduce de la presentación por contraste que Lucas hace de las dos hermanas y de la respuesta de Jesús al requerimiento de Marta. La regañina que Marta pedía para su hermana por no ayudarle en los preparativos. Una vez más, sin embargo, la agresividad del lenguaje y la plasticidad narrativa nos desconciertan y nos desbordan. El contrate de situaciones ni tiene razón de ser en sí ni comporta valoración alguna. Se trata de un recurso gráfico para dar realce y viveza a la única idea que el escritor quiere desarrollar: la necesidad imperiosa que tiene el discípulo de estar atento a la palabra del maestro. Y punto. Ni se contraponen ámbitos de la vida ni se hace una división dual de la vida en contemplativa y activa. Interpretar este episodio como una recomendación de la vida contemplativa, en cuanto superior a la vida activa, es introducir un enfoque alegórico, que no sólo carece de fundamento en el propio relato, sino que, además, da carta de ciudadanía a una distinción originada posteriormente como fruto de otras preocupaciones teológicas. El mensaje del texto va exclusivamente dirigido al cristiano, al cual se le pide estar a la escucha de Jesús.
Comentario. El cristiano puede llegar a prescindir de todo, si la palabra de Jesús es su alimento y guía; si no lo es, todo le parecerá poco y nada le satisfará. Pero entonces, ¿en qué se distinguiría un cristiano de uno que no fuera o no se proclamara cristiano? En evidente contraste con la mentalidad y la práctica de la época Lucas no tiene reparo en presentar a una mujer en actitud de discípulo, sentada a los pies de Jesús, e incluso en hacer de ella un modelo de discípulo. Ello indica una línea de pensamiento que, implícitamente, abría horizontes a una nueva identidad personal de las mujeres y a una nueva posición social de las mismas. Pero, sobre todo, se impone devolver al hecho toda su fuerza de novedad, ruptura y progresismo. Un hecho de tal envergadura bien puede considerarse como prototipo para otros en el futuro. Pienso, por ejemplo, en el sacerdocio de la mujer.
ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 38



2.- Texto. Recoge un incidente doméstico entre las hermanas Marta y María. Lucas es el único evangelista que habla de él, tal vez por su tendencia a dar entrada en su obra a personajes femeninos. El incidente le sirve para resaltar la necesidad de escuchar la palabra de Jesús.
Comentario. Comienzo confesando que la lectura de este texto me despierta siempre una corriente de simpatía y de solidaridad con Marta. ¿Acaso no tiene razón al quejarse a Jesús por el comportamiento de su hermana María? ¿Acaso no es injusto Jesús con Marta echándole en cara sus desvelos y trabajos precisamente cuando él está disfrutando de ellos gracias a la hospitalidad que ella le ha ofrecido? Pero enseguida me doy cuenta de que éstas no son las preguntas adecuadas en un texto en el que Lucas no ha querido escribir la crónica de un incidente. Lucas quiere, sencillamente, inculcar en el lector la necesidad de una actitud de escucha, de abertura, cargada de esperanza, a aquél que es la respuesta del Padre. Se trata de una temática habitual en el tercer Evangelio, en el que, ya en sus comienzos, se describe a María, la madre de Jesús, como prototipo de escucha reflexiva. Léanse los vs. 19 y 51 del cap. 2.
Marta es reprendida por Jesús debido al exclusivismo que se encierra en su queja. A la queja de Marta le sucede lo que tantas veces sucede en nuestras afirmaciones: que fallan no por lo que dicen, sino por lo que niegan o silencian. Lo que la queja de Marta niega o silencia es la actitud reposada de escucha de la Palabra. Y es esta actitud la que Jesús quiere reivindicar cuando le dice a Marta que anda nerviosa e inquieta con muchas cosas siendo así que sólo una es necesaria, la que precisamente está haciendo su hermana María: escuchar.
Y aquí debería terminar el comentario de no ser por una subinterpretación que se ha colado con demasiada frecuencia: preeminencia de la vida contemplativa sobre la activa y calificación sólo de la primera como de estado de perfección. El apoyo quiere verse en las últimas palabras de Jesús: María ha escogido la mejor parte. ¿De dónde ha salido el comparativo mejor? El texto original no compara, simplemente reivindica lo que se quiere negar: María ha escogido la parte buena. No olvidemos que se trata de un diálogo, con todo el colorido y la riqueza de matices que tienen siempre los diálogos. Jesús le dice a Marta que su hermana está en la dirección buena. Y nada más. Es decir, no opone la contemplación a la acción, ni dice que la contemplación sea más perfecta que la acción. Pienso en tantas Martas que trabajan duro gracias a su actitud contemplativa y de escucha, pero a las que, en base al texto de hoy, se las discrimina y desclasa. Mi simpatía y admiración por ellas, en nombre precisamente de este texto. Ellas son a la vez María y Marta.
ALBERTO BENITO
DABAR 1986, 39



Lo sorprendente de la escena presentada por Lucas es que el alumno sea una mujer. Los rabinos nunca enseñaban a las mujeres.
Del rabino Eliezer procede la frase: "Mejor fuera que desapareciera en las llama la Torá antes de que les fuera entregada a las mujeres".
Sentido del texto. A la luz de lo dicho anteriormente aparece clara la finalidad doctrinal o catequética de Lucas en este pasaje. La enseñanza se encuentra formulada en el v. 42: Una sola cosa es necesaria. ¿Qué cosa es ésta? La escucha de la palabra del Señor (cfr. v.39). La contraposición de Marta y María no es a nivel de vida activa y vida contemplativa sino a nivel de escucha o no escucha de la palabra. No se contraponen dos formas de vida sino dos actitudes que pueden darse en una misma forma de vida, sea ésta activa o contemplativa. La escucha de la palabra de Jesús es una exigencia fundamental del amor a Dios. Esta exigencia de escucha es tanto más imperiosa cuanto que a veces damos la sensación de organizar el mundo a partir de nosotros mismos y no de Dios.
DABAR 1977, 43



4.- La literatura mística y piadosa ha contrapuesto a menudo a las dos hermanas, convirtiéndolas en símbolos de la vida activa y de la vida contemplativa respectivamente. La palabra de Jesús, en este supuesto, elevaría la contemplación por encima de la acción. Pero todo esto son elucubraciones que rebasan el marco y la situación familiar en la que se desarrolla la escena. Jesús quiere decir a Marta que no se moleste demasiado, que cualquier cosa es suficiente para comer, que ha ido a verles y a hablar con sus amigos del reinado de Dios, y esto es lo que importa de verdad.
De modo semejante dice a la samaritana que el agua que sacia de verdad es la que salta hasta la vida eterna y no la del pozo, sin que esto signifique que no tuviera sed o que no le agradeciera el vaso de agua que le pedía para beber. Y cuando regresaban los discípulos, que había enviado al pueblo a comprar unos bocadillos mientras él se quedaba junto al pozo hablando con la mujer, les habla de otro alimento muy superior: el cumplimiento de la voluntad del Padre (Jn 4,8.34). Jesús no ignora las necesidades inmediatas del cuerpo y no prescinde en absoluto de la vida cotidiana, pero se eleva por encima de esto para descubrir lo más necesario y manifestar el sentido profundo de la vida. Tampoco la contemplación anula o prescinde de los cotidiano. Si bien es cierto que María ha escogido la mejor parte, Jesús no reprende a Marta como si fuera una mujer distraída y superficial. Marta continuaría sin duda con su trabajo doméstico, no obstante desear también sentarse a los pies del Maestro. Pensaría que, de momento, era más importante dar que recibir.
EUCARISTÍA 1989, 16



5. Sólo una cosa es necesaria (evangelio). Marta y María, dos dimensiones de la acogida: el servicio diligente a las necesidades de los demás y la atención a su intimidad. La acogida debe ser total: al cuerpo y al espíritu. Jesús nos invita a reconocer esta necesidad de atención que tenemos cada uno de nosotros y que no se satisface con prisas y obsequios. ¡Qué superficial es muy a menudo la atención que nos damos unos a otros y qué pobre la comunicación!. También como cristianos: todo debe partir de la escucha atenta de la palabra del Señor, de la apertura a su intimidad: "a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer" (Jn 15,15).
¿No podríamos aprovechar las vacaciones para dedicar más tiempo, más tiempo "libre", a esta comunicación personal con el Señor Jesús?
JOSÉ M. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1889, 15



6. La hospitalidad que Marta y María ofrecieron a Jesús es un episodio exclusivo de Lucas. Jesús en este momento está de camino, en la estructura del evangelio de Lucas. Lo que no ha encontrado en la ciudad samaritana lo encuentra ahora: una casa acogedora y hospitalaria.
El relato presenta la actitud libre de Jesús, que, contra el ambiente, acepta la hospitalidad que le ofrecen dos mujeres. Era romper con la tradición judía. El evangelio no nos dice cómo ha surgido la relación de Jesús con las dos hermanas. Jesús va con el grupo de sus discípulos.
La afirmación fundamental de todo el relato es que sólo una cosa es necesaria. Marta se preocupa de muchas cosas, quiere servir y obsequiar al huésped. Pero Jesús le dice: lo importante es la salvación que el huésped le trae, lo necesario es escuchar, acoger la palabra. En este momento, María, que se ha concentrado en la escucha de la palabra, ha escogido lo que debe, lo mejor.
Lo que hace Marta no es malo, pero supone desconocer la oportunidad de la visita del Señor. Se le ofrece una ocasión que debe aprovechar. Marta quiere servir a Jesús, pero Jesús quiere que acoja la salvación.
La palabra debe ser escuchada. María se convierte aquí en símbolo de la comunidad que ha de estar a la escucha de la palabra. Es un eco del "buscad primero el reino de los cielos..." (Mt 6,33). En esta actitud de María y de la comunidad hay un cambio de papeles. María, igual que Marta, acoge a Jesús, pero la acogida que ella le da no es un don que ella le ofrece. Ella acoge, pero al mismo tiempo se siente acogida. La diferencia entre las dos hermanas está en que Marta se da al Señor y siente el gozo de darse, mientras que María se da pero no tiene la satisfacción de darse, sino la de ser acogida. Esta ha de ser la actitud de la Iglesia y de los evangelizadores al acoger a los pobres. Hay que dejarse evangelizar por aquellos a quienes se evangeliza, por los pobres.
PERE FRANQUESA
MISA DOMINICAL 1986, 14



7. MUJER-JUDIA.
Marta es un nombre arameo, que significa "señora". Aparece como dueña de la casa: ella es la que acoge a Jesús (v.38). María, su hermana, no lo recibe como huésped sino como maestro: escucha "su palabra" sentada a sus pies, en la actitud propia de los discípulos, como san Pablo decía que se había instruido en la Ley "a los pies de Gamaliel" (Hch 22,3). El hecho es nuevo, por no decir revolucionario. En 8,2-3 Lucas ha hablado de las mujeres que acompañaban a Jesús y lo servían con sus bienes (que es más o menos lo que aquí hace Marta), lo cual ya es sorprendente, porque entre los judíos las mujeres eran equiparadas a los esclavos y a los niños, no podían participar de los oficios de la sinagoga y estaban exentas de una serie de deberes religiosos, tales como la recitación del Shemá y la acción de gracias de las comidas. Pero admitirlas como discípulos era impensable. No se les podía enseñar la Torá, y el rabí Elicer ben Hirkanos decía que "el que enseña la Ley a su hija, le enseña la estupidez".
Se ha opuesto tradicionalmente a Marta y María como, respectivamente, la vida activa y la vida contemplativa, y no es ese exactamente el sentido del texto. Marta está atareada y se queja de que le hayan dejado sola "con el servicio", literalmente "en la diaconía", o sea el ministerio o servicio de la mesa. El propio Lucas, en Hch 6, nos hablará del conflicto entre la diaconía de las distribuciones materiales y la diaconía de la Palabra y de la oración, que debe tener la primacía y para la cual deben reservarse los apóstoles, que por ello instituirán ministros de las mesas (los siete llamados diáconos). También en casa de Marta y María el servicio de la Palabra debe pasar por delante del servicio de la mesa. Ello no prejuzga que María sea mejor que Marta, porque el que en aquellos momentos hace de ministro de la Palabra no es María, sino Jesús. El Señor no dice que María haya hecho la mejor obra, sino que ha escogido la mejor parte. No se trata de juzgar cual de las dos hermanas, o cual de dos estilos o estados de vida es mejor, sino de hacer ver con claridad que cuando el Señor pasa hay que acogerlo en casa, como ha hecho Marta, y cuando habla escucharlo, como hace María.
Parece que Jesús regaña a Marta, desagradecido con su solicitud. Pero Jacques Dupont, como conclusión de una conferencia familiar sobre esta perícopa, decía con humor que probablemente Jesús añadiría al final: "Y ahora, María, anda a ayudar un poco a tu hermana".
H. RAGUER
MISA DOMINICAL 1977, 14



Se ha transformado muchas veces la anécdota narrada en este pasaje en una alegoría, según la cual Marta representaría la acción y María la contemplación, y que estaría destinada a mostrar la superioridad de la segunda sobre la primera.
De hecho, se trata de una anécdota perteneciente al fondo de las tradiciones referidas por Lucas en el círculo de sus discípulos -especialmente las mujeres- y que están a menudo concebidas desde una óptica y en un tono bastante originales.
a)La familia de Lázaro y sus hermanas es objeto de tres tradiciones evangélicas importantes (Lc 10. 38-42; Jn 11. 1-44; 12. 1-8). María y Marta aparecen cada vez en los papeles y sentimientos que Lucas les atribuye aquí: amoldándose sin duda a las costumbres familiares de la época, Marta se ocupa de las tareas domésticas; María, del recibimiento y la atención de los invitados. Se trata de un reparto de las tareas domésticas para asegurar lo más posible el "confort" del invitado. Se encuentra, en los tres relatos que sitúan en escena a Marta y María, esta misma complementariedad de las funciones domésticas con vistas a la mejor hospitalidad posible.
Esta anécdota recibirá, sin embargo, diferentes interpretaciones a lo largo de toda su historia literaria en las comunidades primitivas. La primera versión del relato ha hecho de él una expresión de la espera escatológica: el tiempo apremia demasiado para preocuparse encima de los cuidados materiales. Marta ha querido, sin duda, hacer honor a su huésped presentándole una cocina refinada, pero esta intención se vuelve contra ella y ha de reclamar la ayuda de su hermana (v.40). El Señor interviene para pedirle que se inquiete menos por la comida (basta con sólo un plato:v.42): "hace falta poco" (v.42a). Lucas concede mucha importancia a esta enseñanza: no conviene inquietarse por los asuntos del mundo mientras está tan próximo el Reino (Lc 12.22).
b(Cabe además preguntarse si Lucas no se hace aquí discípulo de Pablo: un vocabulario común relaciona, en efecto, a Lc 10. 38-42 y 1 Co 7. 29-35, y una misma doctrina tiende a demostrar que la virginidad (porque Marta y María serán consideradas posteriormente como vírgenes) permite esperar el Reino que viene, sin estar demasiado retenido por las obligaciones del matrimonio.
c)Si Lucas manifiesta una gran predilección por la pobreza, signo de la espera escatológica, concede igualmente un gran valor a la escucha de la Palabra (Lc 11. 27-28). Así, en otro lugar, opone a la familia de Cristo, preocupada por su subsistencia (Lc 8. 19, aclarado por Mc 3. 20), los que prefieren escuchar su palabra y ponerla en práctica (Lc 8. 20). Esto no significa que Cristo conceda una preferencia a la contemplación sobre la acción, sino más bien que la atención a las realidades del Reino (representado muchas veces como una Palabra: cf. Lc 8. 11-15) no puede dejarse distraer por una preocupación demasiado exclusiva por las realidades terrestres. Para S.Lucas, además, escuchar la Palabra no tiene nada de una contemplación ociosa, sino que desemboca en la acción y la puesta en práctica concreta y exigente (Lc 8. 15).
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA V
MAROVA MADRID 1969.Pág. 186



9.- Jesús sigue su camino; hace un alto poco antes de llegar a Jerusalén, al término de su misión. Se detiene en Betania, en casa de sus amigos de siempre. En el camino de la llegada del Reino, Jesús se detiene en la casa amiga y le presta acogida la Iglesia, como las dos hermanas.
Como suele ocurrir con las amas de casas, demasiado preocupadas por los preparativos para recibir bien a los huéspedes, Marta se olvida de algo esencial: el visitante. Corre a la cocina, de la cocina al comedor, del comedor a la despensa; es del huésped del que tenía que ocuparse y atender todos sus deseos; era a él a quien habría que servir. Todo estará realmente bien preparado cuando no pueda ocurrir nada nuevo e inesperado. Cuando la Iglesia se pone a imitar a Marta, se diría que estamos ante una empresa en cadena, donde todo está programado: se respetará el menú establecido, la cortesía un tanto ficticia evitará los malos modales, todo irá bien, pero la fiesta se acabará apenas se apaguen las lámparas. Una Iglesia que se basa en la sabiduría y en la prudencia, en la organización y en la maña. Una Iglesia de estrategias misioneras y de medios de presión: "Te afanas y preocupas por muchas cosas..." "María ha elegido la mejor parte". Una Iglesia recoge con diligencia la palabra del Maestro. Lo único que le importa es su presencia, aunque luego haya que improvisar un poco la comida.
Una Iglesia que tiene el candor de los niños, que se olvidan de todo al escuchar una historia que les conmueve y les hace salir de la realidad e ir a vivir en otra parte, de otra manera. Una Iglesia con los ojos abiertos, seducida por un viajero que se ha detenido en su casa. Una Iglesia de la verdadera contemplación, que va a lo esencial. Una Iglesia que prefiere la brisa áspera del camino a los sabores demasiado conocidos e insípidos de las cocinas cerradas. Una Iglesia que prefiere la falta de confort de la tienda de los nómadas a la seguridad de las moradas demasiado estables, que pronto se convierten en cargas o prisiones. Una Iglesia de la pasión y del corazón: María, que contempla a Jesús, correrá hasta el sepulcro cuando todavía la razón de los hombres se ríe de tan loca esperanza. María saborea las palabras de Jesús, y las frases grabadas en lo más íntimo de ella misma serán una fuente de asombro y de seguridad gozosa: más allá de las evidencias y de la muerte, será capaz de descubrir la sorpresa inesperada de la Pascua.
Una Iglesia de la contemplación que ve más allá de la dura realidad humana. Una Iglesia que descubre la imposible novedad pascual y la otra cara de las cosas. Una Iglesia del asombro. "¡Tú has escogido la mejor parte!", ¡no se te quitará! Tu esperanza se arraiga en la promesa del mismo Dios.
Dios, que pones tu morada entre nosotros, no permitas que nos acostumbremos a tu presencia. Concédenos saborear tu palabra siempre nueva: que nos admiremos siempre de tanto amor.
DIOS CADA DIA
SAL TERRAE/SANTANDER 1990.Pág. 98 s



10.- Con el buen samaritano (10, 25-37) podemos suponer que sólo es necesario amar al prójimo. ¿Es cierta esa actitud? La respuesta nos la ofrece la misma división del evangelio. Continuamos leyendo y descubrimos que Jesús ha entrado en casa de Marta y María. Marta se ocupa del trabajo. María, sentada a los pies del Señor, escucha la palabra. Ante la protesta de Marta, Jesús ha formulado una sentencia decisiva: "Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte" (10, 41-42).
Marta simboliza aquel trabajo repetido y agobiante que nos hace esclavos de la tierra y no permite que tengamos tiempo de escuchar el gran misterio de Dios que nos rodea. María, en cambio, es la que atiende a la palabra. Ciertamente deberá actuar, pero su obra no será un hacer desnudo, sino un poner en cumplimiento aquello que ha escuchado. Ordinariamente se oponen entre sí Marta y María como la acción y la contemplación. Esta perspectiva no es exacta. Marta representa únicamente aquella acción que no se basa en la palabra de Jesús (no se mantiene abierta al reino). María simboliza un escuchar la palabra que se tiene que traducir necesariamente en amor, es decir, en servicio hacia el prójimo.
Recordemos que nos apoyamos sobre el fondo de experiencia del antiguo testamento. Contrariamente al mundo griego, Israel ha desconocido el ideal de la contemplación pura. Ya por eso resulta imposible interpretar a María como expresión de la mística, que deja el mundo de las cosas (lo sensible) y se preocupa de ahondar en lo divino. Conocer a Dios implica en Israel el escuchar la palabra y llevarla a la práctica. Sólo desde aquí se entiende el mensaje radical de nuestro texto.
María es la que atiende a Jesús. Frente al judío que escucha la voz que Dios le ha transmitido por la ley se sitúa la figura del cristiano, que descubre la palabra de Dios en Jesucristo. Por eso la actitud de María no es la de un místico que sube hacia Dios, sino la de un creyente que está atento a la palabra concreta que Dios le ha dirigido. Pues bien, para que esa escucha sea auténtica se debe traducir en la práctica de la vida, es decir, en el amor al prójimo que estaba reflejado en la parábola del buen samaritano. Marta, en cambio, ocupada en sus cosas no ha descubierto la voz de Dios, que le ha llegado en Jesucristo.
Desde aquí podemos esbozar tres conclusiones importantes. a)La primera se refiere simplemente al sexo de María. En el contexto social de Israel, la mujer se consideraba como un creyente de segunda categoría; no tomaba parte oficial en el culto de la sinagoga ni se podía dedicar a la escucha y cultivo de la ley. Nuestro pasaje refleja una actitud totalmente distinta. El tipo del auténtico cristiano (que escucha y cumple la palabra de Jesús) se ha reflejado en la figura femenina de María. Pensamos que este rasgo no ha sido valorado por la Iglesia, que, en cierto modo, ha padecido una regresión volviendo a colocar a la mujer en actitud fundamentalmente pasiva dentro de la comunidad de los cristianos. b) Para que sea auténtica, la acción del creyente (el amor al prójimo) tiene que estar fundamentada en la escucha de la palabra, es decir, en la aceptación del misterio del amor de Dios que se refleja en Cristo. Sólo porque Dios me ha revelado toda la fuerza de su amor, me puedo convertir en fuente de amor para los otros. c)Una vez dicho todo lo anterior, podemos añadir que la "escucha de Jesús" puede venir a determinar un tipo de existencia cristiana que profundiza especialmente en el don de la fe. Tal sería el fundamento de la contemplación, que no está basada en un proceso ascensional de la mente que tiende hacia Dios, sino en la auténtica obediencia del que escucha la palabra y vive inmerso en el gozo y exigencia que ella nos produce.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1324 ss.