miércoles, 30 de diciembre de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO EPIFANIA DEL SEÑOR CICLO C - 3 ENERO 2016

VENIMOS DE ORIENTE A ADORAR AL REY
  


ORACION COLECTA

Señor, tu que en este día revelaste a tu Hijo unigénito a los  pueblos gentiles por medio de una estrella, concede a los que ya te conocemos por la fe poder contemplar un día, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;la gloria del Señor amanece sobre ti!.
Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,  pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.  Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.  Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará,  cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los  pueblos.
Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá.  Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del  Señor.

SALMO RESPONSORIAL (Sal  71)

Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo  con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de  mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvanR.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6

Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor suyo. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12.

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su  estrella y venimos a adorarlo.».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los  sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el  Mesías.
Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de  Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel."».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en  que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Vayan y averigüen cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encuentren,  avísenme, para ir yo también a adorarlo.».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que  habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde  estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño  con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus  cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se  marcharon a su tierra por otro camino.

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos y hermanas, dirigimos a Dios nuestra común oración en este día de las luces y decimos: Señor, inundamos con tu luz.

1.-En esta solemnidad de la Epifanía del Señor, pidámosle a Dios por la Iglesia universal, de manera especial por el Papa, los obispos, para que a través de sus palabras y nuestro testimonio de vida irradiemos esperanza en un mundo.  Señor, inundamos con tu luz.

2.- Pidamos a Dios  por las familias del mundo entero, especialmente por las de nuestro país, para que nunca pierdan la alegría de vivir; para que los padres guíen, corrijan, eduquen con amor a sus hijos con las esperanzas del evangelio. Señor, inundamos con tu luz.

3.- Pidamos por nuestra comunidad parroquial para que con la ayuda de Jesús trabajemos con esmero en las tareas y la misión que se nos encomienda. Señor, inundamos con tu luz.

4.- Por nuestros hermanos perseguidos a causa de su fe, por los que sufren a causa de catástrofes naturales, para que Dios los consuele siempre a través de una mano solidaria.  Señor, inundamos con tu luz.

En la Fiesta de la manifestación de Jesús, pidamos que él se manifieste a la humanidad y se haga sensible a la experiencia de cada persona. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, los dones de tu Iglesia que no son oro, incienso y mirra, sino Jesucristo, tu Hijo, al que aquellos dones representaban y que ahora se inmola y se nos da en comida. Por Jesucristo neutro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Que tu luz nos disponga y nos guie siempre, Señor, para que contemplemos con fe pura y vivamos con amor sincero el misterio del que hemos participado. Por Jesucristo nuestro Señor.

ACCION DE GRACIAS

    Bajo tu amparo nos acogemos,
    Santa Madre de Dios;
    no deseches las oraciones
    que te dirigimos
    en nuestras necesidades,
    antes bien
    Líbranos  de todo peligro,
    ¡Oh Virgen Gloriosa y bendita!
    Amen.

COMENTARIO

Se celebra la fiesta de la Epifanía o manifestación de Cristo a los paganos. En lenguaje popular, la fiesta de los Reyes Magos. Lucas coloca a unos judíos pobres y marginales (los pastores) como los primeros adoradores de Jesús. Mateo, en cambio, coloca a unos paganos, mientras que los judíos relevantes, que han sido informados de este nacimiento, permanecen indiferentes, y los poderosos del momento se asustan y decretan una persecución.
Ciertamente sería un error buscar en este relato concreciones históricas (si la estrella era un cometa, si los magos tenían unos libros que hablaban de aquel nacimiento...). Mateo quiere transmitir un mensaje importante, y es este mensaje el que hay que escuchar y saborear.
Parte de la idea que el nacimiento de cada persona está marcado por el nacimiento también de una estrella. Y la fama que los mejores astrólogos y escrutadores de estrellas eran los sabios mesopotámicos y persas. Y a partir de aquí nace el relato: unos hombres de países alejados, sin relación con las promesas de Israel, han sido suficientemente abiertos como para darse cuenta de que nacía una estrella diferente de las demás (la "estrella que se alza en Jacob", de Nm 24,17), que les indicaba algo que valía la pena hallar, un "Rey de los judíos que ha nacido". Se han puesto en camino hacia el país de los judíos (el texto no nos dice que la estrella les guíe) y allí se encuentran con la indiferencia y nerviosismo de los que ellos imaginaban que más contentos tendrían que estar. Herodes se asusta, mientras que los responsables de la religión de Israel les indican fríamente lo que dicen las profecías.
A partir de aquel momento, la escena se llena de fuerza. La estrella aparece y les guía, y les conduce al lugar donde está el niño. Su reacción es "una inmensa alegría" y el inmediato homenaje a aquel niño que tiene como única característica el hecho de estar, como toda criatura, con su madre (algo parecido a las "señas" de las que hablaban los ángeles de Lucas: "un niño envuelto en pañales"). Los regalos que ofrecen realizan el homenaje de todos los pueblos al Mesías, llevando a cabo el sentido profundo y auténtico de lo que leíamos en la primera lectura y en el salmo.
El relato tiene, pues, un doble mensaje básico: que Jesús es el Mesías esperado, en el que se realizan las promesas hechas a Israel; y que todos los pueblos de la tierra son llamados a compartir, en plano de igualdad, estas promesas, y a reconocer este Mesías universal.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 04: 1Jn 3, 22—4, 6, Sal 2; Mt 4, 12-17.23-25.
Martes 05: 1Jn 4, 7-10; Sal 71; Mc 6, 34-44.
Miércoles 06: 1Jn 4, 11-18; Sal 71; Mc 6, 45-52.
Jueves 07: 1Jn 4, 19—5,6; Sal 71; Lc 4, 14-22ª. Se puede celebrar la memoria de San Raimundo de Peñafort, presbítero (Blanco)
Viernes 08: 1Jn 5, 13; Sal 147; Lc 5, 12-16.
Sábado 09: 1Jn 5, 14-21; Sal 149; Jn 3, 22-30.
Domingo 10: El Bautismo del Señor (F). Is 40, 1-5.9-11; Sal 103; Tt 2, 11-14; 3, 4-7; Lc 3, 15-16.21-22.




jueves, 24 de diciembre de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO SAGRADA FAMILIA CICLO C - 27 DICIEMBRE 2015

MARIA, ENSÉÑANOS A MEDITAR


ORACION COLECTA

Dios Padre nuestro, que  has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos te rogamos, que imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 3,2-6.12-14

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

SALMO RESPONSORIAL (Sal  127)

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos

Dichoso el que teme al Señor  
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,12-21

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestidos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellévense mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en su corazón; a ella han sido convocados, en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. La palabra de Cristo habite entre ustedes en toda su riqueza; enséñense unos a otros con toda sabiduría; corríjanse mutuamente. Canten a Dios, denle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realices, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivan bajo la autoridad de sus maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amen a sus mujeres, y no sean ásperos con ellas. Hijos, obedezcan a sus padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que pierdan los ánimos.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2,41-52.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: -Hijo, ¿por qué nos has tratado así?. Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
El les contestó: ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que yo debía estar en la casa de mi Padre?.
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres

COMENTARIO

Celebramos en este domingo a la Sagrada Familia y el evangelio traza aquí un retrato de María que la convierte en nuestra maestra espiritual: “Su madre conservaba todos estos sucesos en su memoria y los meditaba en su corazón”. Es la fe en una tarea de profundización. Nadie podría ahondar tan dentro como María, nadie tendrá que vivir unas cosas tan maravillosas. Ella era judía, educada al estilo judío. Convertirse en madre del Mesías fue algo que la deslumbró y la col mó; todas las jóvenes judías soñaban con ello. El primer acontecimiento desconcertante fue aquella concepción virginal tan extraña: “¡No conozco varón!”. Y a continuación se muestra deseosa de saber la verdad, no ya aplastada por la verdad, sino con ansia de preguntar: ¿Cómo voy a ser madre?. El Espíritu vendrá sobre ti. Empezaba así a meditar. María emprendía un camino de cuestiones cada vez más acuciantes. Ella, la judía, tendrá que ir aceptando poco a poco la idea de que el Dios único tiene un Hijo, ¡Y que ese Hijo es Jesús! Tuvo que ir haciéndose a la idea de que el Mesías glorioso era aquel niño que vivía en una humilde aldea y en una familia de obreros.  Como todos los niños. Después de cierta agitación en el nacimiento, la inmersión en el silencio de una vida vulgar. Vino luego el episodio de los doce años de Jesús. Su independencia tan poco habitual y su respuesta insolente si no hubiera encerrado un gran misterio: “¿Por qué me buscaban?.  ¿No   sabían que   tengo  que estar en   la  casa de mi Padre?”.   No,    no  lo   sabían,   se   atreve a decir Lucas;  “No lo comprendieron”. Se dice  a veces de una persona que se ve desbordaba por los acontecimiento.  María se vio desbordaba. Pero siguió siendo profundamente receptiva: “guardaba todo aquello en su corazón”. Medita recoge los hechos, las palabras, las luces.  En adelante, los hechos y las palabras de su hijo extraño -¡extranjero!- lejos de cerrarla ante lo inaccesible, la irán abriendo y levantando cada vez un poco más hacia el misterio: “¿Quién eres tú, tú que eres mi hijo?”. Jesús ve esta triple tarea de apertura de meditación y de adaptación.  Cuando una mujer, superficialmente emocionada, le grita “¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!”, le respondió con una invitación a una  profundidad mayor: “Mejor: ¡Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen. ¿Por qué no acudimos a esta escuela de la fe?. No sólo hacia un modelo de alma contemplativa, sino hacia una madre  que se siente tan feliz de ayudarnos a que nos adaptemos también nosotros al misterio.  No basta con haber escuchado vagamente unas palabras; hay que recibir con avidez las palabras y los acontecimientos para progresar luego hacia todo el misterio de Jesús a fuerza de meditaciones.   Como aquella que fue la primera en recorrer todo el camino. Y que puede guiarnos a nosotros.

PLEGARIA UNIVERSAL

Como comunidad cristiana, en este día de fiesta y de familia, unámonos en una sola oración para elevar al Señor nuestras peticiones:

1.- Por los padres de familia. Para que cumplan el papel que les corresponde en el hogar y piensen que aquello que dan es lo que el día de mañana condicionará el futuro de sus hijos. Roguemos al Señor.

2.- Por los hijos. Para que sean respetuosos   con los padres y sean receptivos a los consejos e indicaciones de los mayores. Roguemos al Señor.

3.- Por los abuelos. Para que sepan valorar su presencia en medio  nuestro y veamos en ellos la fuente de la sabiduría, la base donde nació lo que somos y tenemos. Roguemos al Señor.

4.- Por las familias separadas. Para que cuenten en este día con nuestra oración y para que sus problemas no sean causa de mayor dolor  para  quienes  más cerca viven de ellos. Roguemos al Señor.

5.- Por las mujeres que sufren maltratos en sus hogares por los niños que mueren fruto del aborto intencionado, por los niños abandonados y huérfanos. Roguemos al Señor.

Padre bueno, acoge nuestras suplicas que con amor de familia en este día te presentamos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al ofrecerte, Señor, este sacrificio de expiación, te suplicamos, por intercesión de la Virgen, Madre de Dios, y de san José, que guardes a nuestras familias en tu gracia y en tu paz verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN DESPUES DE LA COMUNION

Padre nuestro, que nos amas y nos perdonas, concede a cuantos has renovado con estos divinos sacramentos imitar fielmente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar en el cielo de su eterna compañía. Por Jesucristo nuestro Señor.

ACCIÓN DE GRACIAS

Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
Líbranos  de todo peligro,
¡Oh Virgen Gloriosa y bendita!
Amen.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 28: Los Santos Inocentes, mártires (F)1Jn 1, 5—2,2; Sal 123; Mt 2, 13-18.
Martes 29: 1Jn 2, 3-11; Sal 95; Lc 2, 22-35.
Miércoles 30: 1Jn 2, 12-17; Sal 95, Lc 2, 36-40.
Jueves 31:  1Jn 2, 18-21; Sal 95; Jn 1, 1-18.
Viernes 01:    Santa María Madre de Dios (S) (Precepto) Nm 6, 22-27; Sal 66; Ga 4, 4-7; Lc 2, 16-21.
Sábado 02: San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno, Obispos y doctores de la Iglesia (MO) 1Jn 2, 22-28; Sal 97; Jn 1, 19-28.
Domingo 03: La Epifanía del Señor (S). Is 60. 1-6; Sal 71; Ef 3, 2-3ª.5-6; Mt 2, 1-12.



jueves, 17 de diciembre de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO IV DOMINGO ADVIENTO CICLO C - 20 DICIEMBRE 2015

EL GOZO DE CRECER


ORACION COLECTA

Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Miqueas 5,1-4

Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastorea con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 79)

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece. 
Despierta tu poder
y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete: 
mira desde el cielo, fíjate, 
la cepa que tu diestra plantó, 
y que tú hiciste vigorosa. R.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste. 
No nos alejaremos de ti: danos vida,
para que invoquemos tu nombre. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 10,5-10

Cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad".» Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias,» que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.». Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1,39-45

En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?. En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.».

COMENTARIO

María, se pone en camino “rápidamente”. Es el comienzo de las marchas en san Lucas, el evangelista de los caminos. Su evangelio está siempre en movimiento, lo mismo que su segundo libro, los Hechos de los apóstoles. De Nazareth la salvación irá a Jerusalén, luego tras la resurrección comenzará la conquista del mundo (Hch. 1, 8).  Los testigos dice Pedro, son esos hombres “que nos acompañaron mientras vivía con nosotros el Señor Jesús” (Hch. 1, 21). Y ésta es la primera marcha misionera: María que se pone en camino rápidamente, vibrando todavía por su anunciación: “¡Hágase en mí según tu palabra!”. Se apresura a ir a ver  la primera maravilla anunciada: “Isabel, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y la que decían que era estéril está ya de seis meses”.
María lo cree. Todo es inaudito, pero ella cree. Le invade el gozo, el gozo de creer, el gozo de entrar en los tiempos mesiánicos y de ser ella la que los abre. “Yo soy la esclava del Señor”. La visitación irradia el gozo de creer. Isabel multiplica las palabras de gozo: “La criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!. ¡Qué alegría que me visite la madre de mi Señor!”.
Y María responderá con el Magnificat, su cántico de alegría. Lucas nos indica cuál  es la fuente de ese gozo tan especial: el Espíritu. El Espíritu vino sobre María, llenó a Isabel, en Pentecostés llenará a los apóstoles. Y nos llena a nosotros cuando  creemos y proclamamos que Jesús es Señor, es decir el Mesías, el Salvador, pero un Mesías tal como ningún judío se habría podido imaginar: Dios dándonos a su Hijo. Nuestra fe y nuestro gozo dependen de la fuerza con que creemos en esto. Nos perdemos en cosas secundarias, disputamos entre cristianos sobre cuestión de detalles, en vez de vivir a fondo  y de proclamar lo esencial, la revelación fantástica: el niño que va a nacer de María es el Hijo de Dios. Otro cántico viene después del Magnificat, el Benedictus: “¡Bendito sea Dios, que ha visitado a su pueblo! ¡Dios mismo que nos viene a visitar!.
Hay muchas cosas que creer: la resurrección de Jesús, su presencia en la eucaristía, el perdón de nuestros pecados, el triunfo final de la vida sobre el sufrimiento  y la muerte. Pero para todas esas cosas nuestra fe será fácil y sólida si estamos bien enraizados en lo más difícil: creer que Dios ha venido a recorrer nuestros caminos: “Hemos visto los pasos de nuestro Dios cruzándose con los pasos de los hombres”. Y para que viniera a nosotros necesitaba a María. Nada puede darnos mayor devoción a la Virgen que verla tan dichosa de creer y ofreciendo ya a su Hijo para quien explotan los primeros gozos de la fe. Cuando quiere hablar de María, el concilio tiene estas palabras magníficas: Ella presentó   la vida.

PLEGARIA UNIVERSAL

A pocos días de la llegada de tu Hijo, pedios que afines de tal manera nuestro corazón  que en cuanto sintamos que llama le abramos y le acojamos y le demos posada para siempre, por eso hoy nuestra plegaria es: Padre, pon en sintonía nuestro corazón:

1.- Por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes y la Iglesia en general, para que todos a una voz pidamos continuamente la venida de Cristo a todos los hombres. Roguemos al Señor.

2.- Por los gobernantes de todas las naciones para que el  niño que va a nacer ilumine sus caminos y lleven a sus pueblos hacia la paz y la prosperidad. Roguemos al Señor.

3.- Por todos aquellos que sufren para que descubran el valor de su padecer y este sea aliviado por el niño que nos viene. Roguemos al Señor.

4.- Por todos los que perdieron su luz para que esta Navidad que pronto empezara descubran el gozo del seguimiento de Cristo. Roguemos al Señor.

5.- Por todos los hogares cristianos para que reine la Paz en estas fiestas y brote de ellos la luz que nacerá en Belén. Roguemos al Señor.

Padre, atiende estas plegarias y haz que nos mantengamos alerta ante la inminente llegada de tu Hijo que contigo vive y reina pro los siglos de los siglos. Amen.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

El mismo espíritu que cubrió con su sombra y fecundo con su poder las entrañas de María, la Virgen Madre, santifique, Señor, estos dones que hemos colocado sobre tu altar. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Señor, que este pueblo, que acaba de recibir la prenda de su salvación, se prepare con tanto mayor fervor  a celebrar el misterio del nacimiento de tu Hijo cuanto mas se acerca la fiesta de Navidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

ACCION DE GRACIAS

    Bajo tu amparo nos acogemos,
    Santa Madre de Dios;
    no deseches las oraciones
    que te dirigimos
    en nuestras necesidades,
    antes bien
    Líbranos  de todo peligro,
    ¡Oh Virgen Gloriosa y bendita!
    Amen.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 21: Cant 2, 8-14; O Sof 3, 14-18; Sal 32; Lc 1, 39-45.
Martes 22: 1Sam 1, 24-28; Sal de 1Sam 2, 1-8; Lc 1, 46-56.
Miércoles 23: Mal 3, 1-4.23-24; Sal 24; Lc 1, 57-66.
Jueves 24: 2Sam 7, 1-5.8b-12.14ª.16; Sal 88; Lc 1, 67-69.
Vigilia de la Natividad del Señor: Is 62, 1-5; Sal 88; Hch 13, 16-17.22—25; Mt 1, 1-25.
Viernes 25:   La Natividad del Señor (S) Precepto
Misa de Medianoche: Is 9, 1-3.5-6; Sal 95; Tt 2, 11-14; Lc 2, 1-14.
Misa de la Aurora: Is 62, 11-12; Sal 96; Tt 3, 4-7; Lc 2, 15-20.
Misa del Día: Is 52, 7-10; Sal 97; Hb 1, 1-6; Jn 1, 1-18.
Sábado 26: San Esteban, protomártir (F) Hch 6, 8-10; 7, 54-60; Sal 30; Mt 10, 17-22.
Domingo 27: La Sagrada Familia Jesús, María y José (F)
1Sam 1, 20-22.24-28; Sal 83, 1Jn 3, 1-2.21; 24; Lc 2, 41-52.
  
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 1, 39-45

Texto: La expresión inicial "en aquellos días" no es el habitual encabezamiento litúrgico, sino que pertenece al texto y hace referencia a Lc. 1, 36-37, donde el mensajero celeste ha ofrecido a María la maternidad de Isabel como señal de garantía de su propia maternidad. La expresión, pues, enlaza el texto de hoy con ese ofrecimiento. Nótese que María ha aceptado como suficiente y válida una garantía humanamente inviable. En Lc. 1,7, en efecto, Lucas ha presentado a Isabel como una mujer estéril y en edad de no poder tener hijos.
El texto comienza con María yendo al encuentro de Isabel. El autor tiene prisa por llegar. Nada es relevante hasta el salto de la criatura en el vientre de Isabel. Lucas había preparado cuidadosamente este momento desde 1, 15: ya desde el vientre de su madre estará lleno del Espíritu Santo. La situación es, en efecto, una eclosión del Espíritu. El salto de la criatura y el grito exultante de su madre son la expresión de esta eclosión. La razón es evidente: el Señor está aquí.
María y los lectores nos enteramos de ello de labios de Isabel. La atmósfera toda es de alegría y de júbilo. Isabel es toda palabra, en contraste con su ocultamiento anterior durante cinco meses (Lc. 1, 24) y con la mudez de su marido (Lc. 1, 22). Isabel es todo buena noticia. Sus últimas palabras son susceptibles de una doble interpretación, igualmente posible sintácticamente. La traducción litúrgica ha optado por la interpretación causal: ¡Dichosa tú, que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Particularmente me inclino por la interpretación completiva: ¡Dichosa tú, que has creído que se cumpliría lo que te ha dicho el Señor. Esta interpretación me parece más en consonancia con el contexto. Lucas, en efecto, ha relacionado expresamente el texto de hoy con la garantía ofrecida por el mensajero celeste a María.
La respuesta de María fue entonces de aceptación de la garantía ofrecida, a pesar de la inviabilidad humana de la misma. Lucas resalta ahora, por medio de Isabel, la aceptación de María: ha sido una aceptación de creyente.
Resumiendo: Lucas nos da la increíble buena noticia de que Dios es realidad humana y, a la vez, nos propone con vistas a su aceptación el modelo creyente de María. Comentario. Se ha dicho muchas veces: creer es hacer posible lo imposible. Hoy, una vez más, hay que seguir diciéndolo. Creer contra toda desesperanza, cuando la evidencia invite incluso a no esperar nada. 
¿La evidencia? ¿No habremos confundido esta palabra con pragmatismo interesado? Demasiado a menudo la evidencia es una simple cuestión de intereses egoístas. Cuando hay capacidad utópica los límites de la evidencia se hacen menos férreos y más fluidos e insospechados. ¿Y si la capacidad utópica humana tiene su fuente en Dios? Isabel felicita a María por este tipo de capacidad utópica. Dos mujeres, seres sin prestigio ni relevancia en la sociedad de entonces. Lucas gusta de convertir a los marginados en protagonistas de la aventura creyente. María, una marginada, es el modelo de creyente que Lucas nos propone imitar. Gracias a una marginada el Señor es realidad humana. ¡Gracias, María por haber creído!.
ALBERTO BENITO
DABAR 1988, 4



2.- Nota preliminar. La traducción litúrgica del último versículo es como sigue: dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá. Esta traducción es correcta con la sintaxis del original. Pero también lo es esta otra: Dichosa tú que has creído que lo que dice el Señor se cumple. En igualdad de posibilidades habrá que escoger la que responda mejor a la dinámica del texto. Y creo que es la segunda. Puede quedar así: Dichosa tú por haber creído en el cumplimiento de lo que Dios te ha dicho.
Comentario. -En realidad el texto de hoy no debería separarse del que leíamos el día de la Inmaculada. Veíamos entonces cómo María aceptaba que para Dios no hay nada imposible. Y concluíamos con la siguiente pregunta: ¿Podemos siquiera sospechar lo que Dios puede cuando encuentra un ser humano sencillo y abierto a El? Es decir, el de hace dos domingos era un texto abierto, pendiente de respuesta. Esta llega en el texto de hoy, cerrando lo que entonces quedaba abierto. Ambos forman, pues, una unidad de sentido dentro de una estructura de apertura y cierre.
El relato comienza de manera rápida, sin detenciones. En un momento el autor nos traslada de Nazaret a la casa de Zacarías, al sur del país. Lo hacemos acompañando a María, cuyo bagaje es su incondicional disponibilidad a Dios. He aquí la esclava del Señor. Ya en la casa el relato se hace saludo entre María e Isabel. El autor detiene en este punto el relato para decirnos que María es la Madre de Dios. La forma de hacerlo es absolutamente deliciosa: la criatura que lleva dentro Isabel salta de alegría. A partir de aquí todo es profusión, apoteosis, exaltación. Es el homenaje a María por haber aceptado que para Dios no hay nada imposible. ¡Dichosa tú por haber creído en el cumplimiento de lo que Dios te ha dicho! ¿Por qué no pensar que este homenaje a María es a su vez una invitación a nosotros los lectores? Una invitación a a ser seres humanos sencillos y abiertos a Dios. ¿Quién puede sospechar lo que acontecería si fuéramos así? De esta manera el texto adquiere nuevas e insospechadas aperturas de sentido y, con ellas, la posibilidad de que lo imposible siga siendo siempre realidad. ¡Qué bonita es la existencia cuando Dios es diáfano gracias a un ser humano permeable a El.
ALBERTO BENITO
DABAR 1985, 4



3.- Con excepción de la franja marítima, toda Judea es una región montañosa. Así que Lucas no facilita información precisa sobre el lugar adonde se dirigió María. Tampoco nos dice que María no emprendería ese camino con el propósito de comprobar lo que le había dicho el ángel y, por otra parte, tampoco parece probable que lo hiciera con el ánimo de atender a su prima en el parto, ya que el mismo Lucas sugiere que no estaba en casa de Isabel cuando nació su sobrino. Podemos suponer piadosamente que María sintió la necesidad de comunicar su gozo y compartir el de su prima.
Seguramente María se uniría en el camino de alguna caravana, puesto que José no parece que la acompañara (cf. Mt 1, 18). En todo caso, lo importante en este relato no es lo que sucedió o pudo suceder, sino lo que en él se anuncia, el mensaje evangélico. No olvidemos que los evangelistas no están interesados, en principio, en escribir una biografía, sino en la proclamación del evangelio.
El saludo de María provoca la respuesta maravillosa de Isabel que, entusiasmada, prorrumpe en alabanza profética bajo la acción del Espíritu Santo. Isabel ha reconocido en el hijo de María a "su Señor". Por eso llama a María la más bendita entre todas las mujeres. Si cualquier hijo es una bendición de Dios para su madre, mucho más lo será aquel hijo que es bendito delante de Dios y por quien han sido bendecidos todos los hijos de mujer.
En lenguaje bíblico se llama "visita" de Dios a su pueblo a la acción salvadora de Dios, a la intervención de Dios en beneficio de su pueblo. Dios, que ha visitado a su pueblo por medio de profetas, ahora lo visita definitivamente por medio de su propio Hijo. La familia del bautista es la primera que experimenta los efectos salvadores de esta visita: hasta el niño de Isabel salta de gozo en el vientre de su madre; el que había de ser su precursor nota ya la presencia del mesías tan deseado. Pero, como dice Juan evangelista, no todos recibieron con agrado la visita del Señor, el cual "vino a los suyos y los suyos no lo recibieron" (Jn 1,11; cf Lc 19, 42).
Isabel llama dichosa a María porque ha creído y no solo porque es la madre del Señor. Más tarde, Jesús, respondiendo a una mujer que bendice a su madre por haberlo llevado en sus extrañas, dirá que la verdadera dicha consiste en creer en la palabra de Dios y en practicarla (Lc 11, 27s). Y en otra ocasión afirmará que su madre y sus hermanos son todos los que creen en el evangelio que predica (8, 19-21).
EUCARISTÍA 1988, 60



Los capítulos primero y segundo de Lucas tienen un fuerte sabor del AT, aunque no se cite explícitamente. Lucas combina aquí datos históricos con una profunda reflexión de la Escritura, actualizando los bíblicos del A.T. en función de una nueva situación, descubriendo nuevos valores en esta Palabra y actualizando en función del Señor Jesús lo que en el AT se refería al Señor Dios.
Así la escena de la visitación, que es la lectura evangélica de hoy, tiene como telón de fondo el traslado del arca a Jerusalén realizado por David (cf. 2 Sam 6,1-12). Ambos viajes -el del arca y el de María- tienen lugar en el territorio de Judá y provocan las mismas reacciones: alegría en los lugares por donde pasa el arca y alegría de Isabel, saltos de alegría de David y de Juan Bautista; el arca que sube hacia Jerusalén entra en casa de Obededom, permanece tres meses en ella y la llena de bendiciones, María entra en casa de Zacarías, permanece tres meses en ella e Isabel se llena del Espíritu Santo. No es el arca del Señor la que ahora sube hacia Jerusalén, sino "la madre de mi Señor" , la nueva arca de la alianza que lleva al Señor Jesús. David se considera indigno de recibir en su casa el arca, y por su parte Isabel exclama "¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?" (recuérdese que Señor es un título mesiánico).
Esta relación profunda de la escena de hoy con la subida del arca hacia Jerusalén y la propia subida de María hacia la montaña de Judá, nos presentan ya la gran "subida" de Jesús hacia Jerusalén, uno de los grandes temas del evangelio lucano.
No podemos dejar de notar el paralelismo entre las palabras que Isabel dirige a María y las que se dirigieron a Judit (cf. Jdt 13, 18-19): "Bendita entre todas las mujeres de la tierra... y bendito el Señor Dios"; Lucas cambia "el Señor Dios" por "el fruto de tu vientre", estableciendo así una estrechísima relación entre ambos.
El encuentro entre las dos madres es, de hecho, el encuentro de Juan Bautista con Jesús. Juan queda "lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre" como se había anunciado a su padre Zacarías (cfr. Lc 1, 16) y por boca de su madre inaugura su misión anunciando ya al Mesías.
Finalmente, Isabel declara feliz a María porque -contrariamente a lo que hizo Zacarías- ella ha creído que se realizaría lo que la Palabra de Dios dijo: del mismo modo que la fe de Abraham inició la historia del pueblo de Israel, la fe de María inicia la etapa definitiva de la historia de la salvación. Y esta bendición queda situada en la línea de Lc 11,27: "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan". FE/M-ABRAHAN  M/ABRAHAN.
JOSEP ROCA
MISA DOMINICAL 1979, 23



5.- La profecía se ha convertido en realidad. La anunciada madre del Mesías, la que lo traería al mundo en Belén, según Miqueas, entra ya en escena: ella con su hijo en las entrañas. El nacimiento del Mesías en Belén de Efrata nos lo describirá Lucas en el capítulo siguiente (donde también hará una referencia a la redención cuando se presente al Niño Jesús en el templo: 2,33-35). El Mesías y su madre, anunciados en el Antiguo Testamento, ahora son bendecidos en el Nuevo. (Algunos comentaristas creen ver en la escena de la visitación una realidad de lo que no sería más que la figura en el A.T.: la entrada del arca de la Alianza en Jerusalén (2 Sam 6). Pero quizás debamos decir que hay excesivo simbolismo).
Los tiempos nuevos han comenzado, la salvación y la paz anunciadas y tan deseadas están ya al alcance de la mano, De ahí que junto a la alegría y al entusiasmo se haga mención de la fe, la fe de María, heredera de la fe de Israel que ha sabido confiar en la promesa de Dios: "¡Dichosa tú, que has creído!". La fe ha visto el cumplimiento de las profecías, pero esta misma fe cree que va a darse aún un nuevo y más amplio cumplimiento: "lo que te ha dicho el Señor se cumplirá".
María, madre del Mesías, mujer dichosa, junto con la gracia de Cristo que nos trae, nos da un ejemplo de fe, de alegría, de disponibilidad, de servicio. Ella, figura del Adviento, prepara el camino al Camino: empieza a preparar el camino que un día va a hacer Jesús, camino de generosidad y de entrega total, venido no a ser servido sino a servir.
JM. VERNET
MISA DOMINICAL 1982, 24



6.- "¡Dichosa tú, que has creído!": La alabanza hacia María es doble: como madre del Señor y como creyente. Quedan reunidas aquí las dos bendiciones que encontramos en Lc 11, 27-28: una en boca de una mujer sobre la maternidad y la otra de Jesús sobre los que creen. Igualmente se acentúan en toda la escena los aspectos de gozo y de felicidad como señales del nuevo tiempo mesiánico que empieza.
JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1988, 24



El relato de la Visitación es presentado por San Lucas siguiendo el mismo procedimiento midráshico que el Evangelio anterior (Lc 1, 26-38).
a) La idea evocada en este relato es la del traslado del Arca de la Alianza a Jerusalén (2 Sam 6, 2-11). En ambos casos, el viaje se realiza por el país de Judá hacia Jerusalén (v. 39; cf. 2 Sam 6, 2), da lugar a las mismas manifestaciones de alegría (vv. 42, 44 y 2 Sam 6, 2), e incluso a "danzas" sagradas (v. 44, en el que el Niño "salta" en el seno de su Madre: cf. 2 Sam 6, 12). La casa de Zacarías (v. 40) se convierte en la réplica de la casa de Obed-Edom (e Sam 6, 10) y María es fuente de bendiciones en ella como el Arca lo había sido antiguamente (v. 41; cf. 2 Sam 6, 11-12). El grito de Isabel al recibir a María (v.43) reproduce casi textualmente el de David delante del Arca (2 Sam 6, 9). Finalmente, María, lo mismo que el Arca, permanece tres meses en casa de su huéspedes (v. 56; cf. 2 Sam 6, 11).
Tras este simbolismo un tanto rebuscado se oculta la idea directriz de San Lucas: los hechos que rodean el nacimiento de Jesús dan cumplimiento al mismo tiempo a la profecía de Mal 3 y a la de las setenta semanas de Daniel. Dios ha enviado ya a su ángel al templo, bajo la figura de Gabriel, cerca de Zacarías (Mal 3, 1 y Lc 1, 5-25); ahora ya no queda más que el mismo Dios haga su aparición en su Templo (Mal 3, 2). La salida de María hacia la casa de Isabel es ya una etapa con la que María conduce a su Hijo hasta Judá; la segunda etapa será la subida propiamente dicha a Jerusalén en Lc 2, 22-38, que se termina con la presentación oficial del Niño en el Templo.
b) Si la evocación del Arca de la Alianza es, ante todo, la de la presencia de Dios en su Templo, no debe olvidarse del todo que el Arca conducía al pueblo al combate y que su evocación nos sitúa, pues, dentro de un contexto de combate que se hace más agudo todavía debido a la preocupación de Lucas por presentar a María bajo los rasgos de la mujer victoriosa de los enemigos. En efecto, el v. 42, en el que Isabel bendice a María y a su Hijo es la réplica de las aclamaciones dirigidas a Jael (Jue 5, 2-31) después de su victoria sobre el enemigo, y a Judit (Jdt 13, 17-18; 15, 9-10) después de su victoria sobre Holofernes. M/COMBATE M/VICTORIA.
Comparada con el Arca de la Alianza y con las mujeres guerreras del Antiguo Testamento, María aparece, pues, aquí, como la mujer que asegura a su pueblo la victoria definitiva sobre el mal e inaugura la era mesiánica en la que el pecado y la desgracia serán abolidos. María es la verdadera morada de Dios entre los hombres. Lucas la ha presentado así comparándola con el Arca o con Sión.
Dios no habita ya, pues, en un templo de piedras, sino en personas vivas. Al igual que María, cada cristiano es en el mundo signo de la presencia de Dios. Son las actitudes de su vida y sus compromisos, y no ya piedras sagradas, las que edifican la habitación divina sobre la tierra. Por profana que sea, la vida de un cristiano está ya ahora más cargada de presencia divina que un templo consagrado y que un Arca de la Alianza. La Eucaristía carga nuestras vidas de esa densidad.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I
MAROVA MADRID 1969.Pág. 159



8.-Los cc.1-2 del tercer evangelio están construidos en forma de díptico: dos figuras paralelas se entrelazan, la del Bautista y la de Jesús. De ambos se nos anuncia el nacimiento, se nos narra su nacimiento y circuncisión y se nos presenta su crecimiento. El fragmento que enlaza las dos anunciaciones con los dos nacimientos, es precisamente el de la Visitación de María a Isabel. Las dos madres se encuentran.
Isabel es símbolo del AT. Como las antiguas matriarcas de Israel se nos dice que es estéril y anciana. Sin embargo, es capaz de ser fecunda por la acción de Dios. El Espíritu Santo la llena de su presencia, como había llenado a Israel a lo largo de su historia, para reconocer la presencia del Señor que llega en María.
María es símbolo de la nueva Sión que es madre fecunda, que lleva al Señor en su seno y lo presenta a los que quieran recibirlo. Es la nueva Arca de la Alianza que contiene al que es la Palabra de Dios a los hombres. Ella se apresura en su paso y comunica gozo mesiánico allí donde llega.
Aquí resuena la primera Bienaventuranza de los evangelios: "Dichosa tú, que has creído". Por la fe de Abrahán dio inicio al pueblo creyente, por la fe de María inicia su etapa definitiva el pueblo de Dios. La fe de María está en el origen de la fe de la iglesia. Recordemos que los Padres de la iglesia afirmaban que María concibió no sólo físicamente a Jesús en su cuerpo, sino también en su espíritu y en su corazón.
La Creación y la Vocación de Abrahán contenían, en el AT, sendas bendiciones. Isabel pronuncia una bendición sobre María y Jesús que marca el final del AT y el comienzo del NT.
JORDI LATORRE
MISA DOMINICAL 1991, 17




La Virgen es la primera en ser dignificada por el advenimiento divino; por eso se convierte para el resto de la humanidad en la "Visitadora". Aun antes de que Dios aparezca en el mundo en forma visible, lo trae la Virgen a los hombres hecho ya hombre en su seno. Viene Dios a ella, y en ella visita a la humanidad. Se procura un hogar entre los hombres a fin de facilitarles el vivir ellos en la Divinidad. La puerta por donde entra sin necesidad de abrirla es la Virgen. Así como se apareció a los discípulos en la noche de Pascua, de la misma manera va hoy a casa de Isabel con las puertas cerradas. No quiere mostrarse del todo ni aparecer ya en pleno día; se limita a asomarse a través de la puerta cerrada: "Está ya detrás de nuestros muros, mirando por las ventanas, atisbando por entre las celosías" (Ct/02/09). Sin embargo, Isabel, inmediatamente lo reconoce: "¿De dónde a mí tanto bien, que llegue a mí la Madre de mi Señor?, exclama Isabel.
Es un verdadero Adviento; la Virgen viene, llevando a Dios en su seno; la Madre de Dios viene, o sea, Dios mismo es quien viene.
Su presencia origina a la par temor y alegría; alegre sobresalto y santo temor, cosas ambas muy propias ante la aparición divina. Pero la alegría sobrepuja al temor: "Daba saltos de júbilo el niño en mi seno", afirma Isabel. Sin embargo, hay todavía otra señal que descubre la presencia de Dios: el espíritu humano es impulsado por ella. El Espíritu (Pneuma) de profecía se apodera del hombre, le abre los ojos interiores para descubrir el plan escondido de la redención divina y le desata la lengua en alabanzas al amor eterno: "Isabel se sintió llena del Espíritu Santo, y, exclamando en alta voz, dijo: Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre". A lo que responde María: "Mi alma canta la grandeza del Señor".
EMILIANA LÖHR
EL AÑO DEL SEÑOR
EL MISTERIO DE CRISTO EN EL AÑO LITURGICO I
EDIC.GUADARRAMA MADRID 1962.Pág. 64 s.



10.- El Adviento cclebra la Venida mística del Señor a los corazones mediante la gracia de Cristo, del cual nosotros somos instrumentos. Esto es lo que nos recuerda la Visitación. A pesar del esfuerzo que representaba en aquel tiempo para una futura madre aquel viaje de más de cien kilómetros, María no duda en prestar sus servicios a su prima, de la cual supo que, a pesar de su edad avanzada, iba a tener las alegrías, pero también los cuidados de la maternidad. Un servicio fraternal es siempre para nosotros ocasión de llevar a Cristo. En el caso de María, esto fue auténtico, incluso materialmente, podríamos decir. Ella lleva a Cristo; ella santifica mediante la irradiación de Cristo, a quien lleva dentro de sí. También a nosotros se nos pide que irradiemos a Cristo mediante el ejercicio de la caridad fraterna. Esta irradiación puede ser real y eficiente independientemente, e incluso con anterioridad a todo testimonio hablado, a toda «predicación», a todo «sermón».
Para nosotros aquí se trata, pues, de "ser": ser hijo de Dios, penetrado de la vida divina; al «ser» Cristo, nosotros le irradiaremos. "To be or not to be, that is the question» (Shakespeare, Hamlet, III, 1); «ser o no ser», esta es la cuestión, la primera y principal cuestión para un cristiano.
Puede ser útil, e incluso necesario en ocasiones, dar testimonio expreso de nuestra fe, estar orgullosos de ella, predicarla; mas esto es un aspecto secundario. Anteriormente, por la simple presencia en el mundo de verdaderos cristianos, Cristo está allí presente, y El no puede dejar de santificar, de la misma manera que santificó a Juan Bautista en la Visitación.
Eligiendo entre «ser» y «parecer», es mucho más importante ser; y es que «ser» es ya una adquisición importante, una realidad apreciable; parecer sin ser, no es nada, es mucho menos que nada: es falsedad, fariseísmo.
Oración: Invitación a la plegaria silenciosa para que cada cual examine si su primera preocupación es más bien la de ser y no la de parecer, la de no parecer sino porque es y en la medida en que lo es. Recogimiento en silencio; oración del celebrante, por ejemplo en estos términos: «Ayúdanos, Señor, a «ser» tus hijos, a vivir en cristiano, a fin de que, por todo lo que somos, irradiemos a Cristo.
HEUSCHEN
LA BIBLIA CADA SEMANA
EDIC. MAROVA/MADRID 1965.Pág 31 s.



11.- María se puso en camino, y con buena marcha, al encuentro de Isabel, No iba a verificar las señales anunciadas. Ni mucho menos para contar su experiencia angélico-divina, movida por la vanidad. Iba para estas tres cosas: para felicitar, para compartir y para servir. Iba, como se ve, movida solamente por el amor. Por eso tiene prisas, porque el amor es fuerza quemante. La Virgen de la Visitación es la Virgen de la Caridad.
CARITAS
RIOS DEL CORAZON
ADVIENTO Y NAVIDAD 1992/91-2.Págs. 68



12.- Una vez recibido el anuncio del ángel y sabiendo que su prima también espera un hijo, María se dirige presurosa a su casa: los motivos serían ayudarla y pedirle consejo, pero de hecho la escena se convierte en un momento de gran celebración gozosa de la obra salvadora de Dios: la alegría rezuma en cada una de las frases de la escena. También se puede ver un cierto deseo del evangelista de señalar la primacía de Jesús respecto a Juan, cuestionada en algunos ambientes cercanos al primer cristianismo.
El viaje es sorprendente: una muchacha joven y embarazada atravesando sola Palestina. Pero tanto da. Es un gran esfuerzo para ella, pero mayores son las ganas de estar al lado de su prima y compartir la Buena Noticia. Y hay, sobre todo, una gran fuerza simbólica: María, procedente de las regiones del Norte, las tierras siempre en peligro de paganismo, se dirige a Judá, hacia el centro religioso, llevando con ella al Señor; ahora, la Jerusalén que tiene en su interior al Señor y de la que hablaba Sofonías el domingo pasado, ya no es una ciudad de piedra sino que es aquella joven de Nazaret, del territorio de Zabul6n y Neftalí (Is 8,23; Mt4,12-17).Realmente la manera de acercarse Dios a los hombres ha cambiado radicalmente.
El encuentro entre las dos mujeres muestra todo lo que comporta la llegada de Dios a aquellos que tienen ganas de verlo. Es el Espíritu el que hace descubrir la presencia del Señor a través de las sencillas realidades humanas que, por ellas mismas, no muestran nada de especial. Y, cuando se descubre, se produce la explosión de alegría: Juan Bautista en el vientre de Isabel representa aquí a todo el pueblo que esperaba la llegada del Mesías.
Isabel alaba a María por haber sido escogida por Dios, y alaba al Señor que está en sus entrañas. Y al final la vuelve a alabar pero expresando entonces, en una magnífica síntesis, la actitud básica del creyente que María representa: María es la que ha creído, es decir, la que ha sido capaz de fiarse de Dios y aceptar lo que ella entendía que Dios le proponía, por complicado que fuera; y por eso, y por complicado que todo pueda ser en el futuro, en ella y por ella se realizarán las promesas que Dios ha hecho (ella será la madre del salvador; por ella el mundo recibirá la salvación): el Magnificat que María proclama a continuación es la expresión de estos convencimientos.
J.- LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1994, 16